Rebeca Aracil (Elda, 1973). Ganó tres años consecutivos (1985/86/87) el 1 Premio a la mejor Poesía del «Día de la Paz» en el Ayuntamiento de Monóvar (Alicante).
Realizó diversos talleres de poesía y escritura creativa en la Academia Fajardo en Elda (Alicante), en los años 1998 y 1999. En el año 2009 creó «Puerto literario» en Facebook, desde donde difunde sus poemas y tiene la oportunidad de compartir con poetas de diversos países obras poéticas.
Es autora en la Asociación Cultural y Revista digital Submarino de hojalata y Cometas de papel, donde realiza también la labor de Relaciones públicas y presentadora.
Dirige el canal de YouTube de Submarino de hojalata y presenta «Poesía Viva» , un canal donde ha podido charlar con poetas como: Ben Clark, Ferrán Garrido, Ismael López, Rubén García Cebollero, Carla Nyman, Jordi Virallonga o Raquel Lanseros. Presenta también «Encuentro con un autor/a».
Dirige y presenta cada domingo el Space #CaféLiterariodeRebecaAracil en X.
Manos artesanas In memoriam. Para ti, mamá que ahora coses nubes bellas para mí. Aún hoy creo verte igual que ayer. Tu dedal, tu saquito de alfileres, tu metro de collar. Tu estilismo. Sedas, algodones y brocados. Todo pasaba por tus benditas manos. Un anuario caducado era el lienzo. Nombres, medidas, dibujos. Hilabas tú artesana con paciente lujo. Ese trasiego de mujeres diarias buscaba disimular las tripas generosas, los escasos escotes, las extrañas medidas. ¡Qué arte! Para hermosas vestirlas. ¡Ay, mamá! No heredé tu paciencia ni tu arte, ni tu agazapada esencia. Pero mantengo limpia mi conciencia y sé que cada detalle marca la diferencia. Poema de «Caricias del Levante». Amazon (2021).
Saturación de incertidumbre Me rodea un aire saturado de inseguridad. Me asfixio. Alrededor, un gentío que no impugna preceptos anómalos. Transmutan en borregos sumisos de dos patas. Incredulidad absoluta. Me sacudo los ojos y agudizo los tímpanos. Pero ellos pacen a sus anchas. Los pastores trajeados, con sonrisas maquilladas, fascinados los vigilan. «El método fue útil», se repiten, y escuchan la fe inmutable de la manada: «Bien, bravo, bárbaro, bee...». Me escandaliza su cacofonía. Berrean en todas las noticias. Observo impávida el espectáculo. «Yo siempre seré cabra», me digo, mientras escucho el cencerro que de mi cuello cuelga.
Una ración «No quiero que haya frío en las casas, [...] miedo en las calles, [...] rabia en los ojos». Ángela Figuera Aymerich El pánico se mastica como un palo de regaliz gastado. Mi piel está fría, aúlla como la mirada de esa madre ante las frutas de verano. No puede comprarlas. Él la mira de frente en un baile de amantes cansados. Pude escuchar rabia contra fulano. También olí impotencia contra mengano. Después las noticias esgrimían de quién era la culpa. La culpa de los que no quitan el frío, el calor, el miedo que se palpa en las calles. Colas de personas esperan una ración para debilitar el hambre. Quiero que lleguen nuevos tiempos sin fulanos indolentes que codician «otro» orden mundial, cuando este ni siquiera lo componen.
Una tregua Nunca fuimos febrero. Mi piel hierve al recordarte con tus tragos espirituosos. Dejaste un fétido dolor a la obviedad de tu adicción. Quemé mi cuerpo en la fría habitación de tu abrazo. Los momentos quedaron tan huecos como los hielos que calentaban tu veneno. Excusabas tus abusos argumentando la barbarie a la que el mundo nos somete. Sin darte cuenta de que no hay brutalidad más añeja que la que tú ejercías. Abstemio, ofreciste una tregua. La ilusión se evaporó, ya que era a ti a quien debías brindar promesa. Cambiaste piel de amor por cutículas de alcohol. Con vehemencia baboseabas palabras. Y yo, yo acabé patinando en tu indiferencia. Poemas de «El aullido de la piel». Grupo Olélibros sello Loto Azul.
Rebeca, el poema a la madre tiene la hondura de lo simple, en ese saberse tan diferentes pero no tanto, es un hermoso homenaje. También me encantó ese sentirse cabra: otra vez, tan diferentes… y tan iguales. Bravo!
Hola, Victoriano. Muchas gracias por tus palabras, me alegra mucho que esos poemas hayan sido de tu agrado y sí, como tú bien dices intentamos o nos sentimos diferentes pero al final somos iguales. Gracias por la lectura, te lo agradezco mucho, un abrazo.
Muy interesante la propuesta de Rebeca Aracil. Gracias por los versos.
Muy interesante la propuesta de Rebeca Aracil. Gracias por los versos.
Poco que añadir a la poesía de Rebeca, ya que su creación se defiende sola. Leer a la poeta de Alicante es sentirse en las filas de los mirmidones sabedores de que no habrá murallas que paren nuestro avance.
Muchas gracias, Ismael por tus bellas palabras, eternamente agradecida por el excelso prólogo de «El aullido de la piel» y tu apoyo incondicional. ¡Gracias, poeta!
EL SUSURRADOR AULLIDO DE LA POESÍA DE REBECA ARACIL… TE HACE AMAR Y SENTIR.
Estamos ante la Poeta de una sensibilidad especial, con fuerza en la palabra, de un estilo propio perfumado de sensibilidad, con unos versos que brotan del bello manantial de su corazón. Son el sabroso fruto de haber superado la beatificación de la parrillada de San Lorenzo donde perecieron, víctimas de la injusticia, los mil y un poemas del pasado y sobre todo porque como buena Gladiadora, levantó nuevamente la pluma, batalló, nuevamente cayó pero no calló, y uno tras otro más poesía creó. Lo que hace el amor a la lectura, lo que hace el amor a la verdad, eso es tu escritura…
¡Qué gran Gladiadora, esta excelente escritora!
El aire de su Levante le susurró al oído que debía con sus versos acariciarnos, y entonces… CARICIAS DEL LEVANTE, nació y creció en los corazones del buen lector. Es así como nos regala este poema, bello donde los halla, con esa conclusión que es toda una declaración de principios ante su quehacer diario:
Pero mantengo limpia mi conciencia
y sé que cada detalle
marca la diferencia.
Con estos versos, luminosa herencia de su madre, una maga de la aguja en tiempos difíciles, nos retrotrae a las dulces, suaves y cariñosas manos maternas que tanto se echan de menos cuando en la vida se nos van escapando los trenes, incluso las estaciones. Merece la pena disfrutar CARICIAS DEL LEVANTE porque la poeta, con versos sabor amor, se desgarra el corazón y transforma en dulzura una vida nada fácil de recorrer, una existencia de amarga hiel que ella troca en caricias levantinas de sabor poesía miel. Gracias Rebeca por las CARICIAS PARA NUESTRAS ALMAS,
«Yo siempre seré cabra»,
me digo,
mientras escucho
el cencerro
que
de
mi
cuello
cuelga.
Así concluye SATURACIÓN DE INCERTIDUMBRE, poema perteneciente al AULLIDO DE LA PIEL. En este poemario, recién salido de imprenta, vamos a encontrar nuevamente una poesía sincera, una poesía a valiente pecho descubierto, un aullido propio que denuncia las injusticas propias y ajenas, aullidos de cabra que a llevar cencerro se ve obligada, una cabra que lanza el aullido versado, para que se revele ante el cruel pastor el inocente rebaño. Gracias por el aullido laureado.
Me apunto a tu propuesta y me deleito con UNA RACIÓN:
El pánico se mastica
como un palo de regaliz
gastado. Mi piel está fría,
aúlla como la mirada
de esa madre ante las frutas
de verano. No puede comprarlas.
Retrato de la actual época en que vivimos, donde existen miradas maternas rasgadas por sus lágrimas, tiempos con restos de chupado regaliz sin sabor, presente de falsas futuras noticias con las que somos a diario bombardeados… Gracias valiente Gladiadora por la sensibilidad del desgarro.
Ante tanta emoción vamos con UNA TREGUA. Seguramente nunca fuimos febrero, los momentos quedaron
tan huecos como los hielos que calentaban tu veneno, la ilusión se evaporó, y yo, yo acabé patinando en tu indiferencia…
Y qué más puedo decir de esta gran poesía, yo vuestro humilde Gorrión…
No hay más preguntas señoría.
Muchas gracias Rebeca, por tu sensibilidad e intensa poesía.
Santiago Cerro el Gorrión de las Ondas.
Gracias poe este comentaruo tan extenso y bien fundamentado, dan ganas de pedirre que nos mandes una reseña del poemario a la web.
El Gorrión dice:
En todo lo que mi humilde chirriar pueda ayudar, no lo dudes PLU29-NOMI allí siempre estará…
En estos tiempos, en los que a la cultura el poder trata vestir de sepultura, los viejos aprendices niños que amamos, debemos de luchar, no haciendo sangre ni envenenando, no, que no, que no. La lucha debe de ser con la sabiduría de los libros olvidados, hablando de los autores del presente y del pasado, todo esto bien dosificado, a la vez que mejor mezclado con: generosidad, corazón y mucho amor… Sin duda este elixir, para la cultura es mucho mejor que el bálsamo de Fierabrás, no dudes que con esta medicina nunca morirá…
Por eso amigo, ya sabes que para estas lides, puede contar con mi humilde chirriar…
El Gorrión ha dicho.
Santiago Cerro, el Gorrión de las Ondas.
Muchas gracias Santiago por estas palabras sobre mis poemarios que son tan sentidas y que valoro sobremanera, de hecho, me has dejado sin palabras. Por eso tan solo me queda darte las gracias de nuevo por haber dedicado tiempo y sobre todo el corazón para con mimo y esmero poner cada palabra en su lugar. Me alegra mucho que tanto Caricas del Levante y, El aullido de la piel, los sientas tan tuyos como míos, gracias. Los gestos como el tuyo merecen tantas palabras que anularían el brillo de las tuyas, por eso, la reduzco a un millón de gracias por adelantado y ojalá recojas el guante propuesto para hacer una reseña en la web de Irredimibles. Revista digital a la que tanto debo ya, gracias por todo. Un poético abrazo y que siempre las letras sean la corriente que te ayude a volar, Gorrión.
Querida Rebeca:
Al recibo de tus palabras no puedo más que darte las gracias a tí, (sí sé que ti es sin acento, pero algún día os pasaré la razón en verso del por qué del acento) a pesar de tantas tormentas y tormentos con que la vida te ha fustigado, aunque herida siempre saliste, con tus velas destrozadas, echaste mano a tu valor, al amor y a tu poesía, reparando tu vida (y la de los demás) con bellos remiendos, eso es algo muy importante que heredaste de esas MANOS ARTSANAS…
En cuanto al guante lanzado, sabes que soy un Gorrión que jamás le entra al ¿A QUÉ NO TIENES HUEVOS?… Pues no, a eso no le entro, no. Los huevos del nido, de la gorriona siempre has sido y son, nunca vi los ponga el gorrión, pero un reto, claro que sí, por supuesto que lo acepto.
Sin más se despide Santiago Cerro, el Gorrión de las Ondas que lanzándose desde la cabrapeña, volará de nuevo por acá para dejar una pequeña reseña.
Gracias, Santiago me encantará será un honor para mí tener una reseña tuya, además los retos siempre que son literarios son bellos. Gracias, Gorrión. 🙂
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