Cuatro de los poemas que componen el debut literario de Elia Quiñones, La Lógica de los refugios, (Mixtura, 2023), poemario donde los poemas son trampas vegetales y «la prosa ayuda a rellenar algunas bolsas de suero invisible». Por sus versos pasan, nerviosas y encendidas, metáforas y sintagmas y versos que proceden del extrarradio de la razón. Poesía, peligrosa, malherida, turbulenta, dulce en su deambular. La poesía de alguien que se canta a sí misma de noche en la cama para espantar sus miedos o, quizás, para danzar con ellos. Por ver quién se agota antes.

Como dice el poeta Jose Angel Cilleruelo sobre la obra de Elia Quiñones: “un estreno poético largamente preparado en el tiempo, en el que nada se ha dejado a la improvisación juvenil.” hecho del que damos testimonio en los siguientes cuatro poemas:
DIOS ES UNA ELIPSIS Dios tira perlas a Dios le da dientes a quien Dios escupe en mi vagina para que no Dios son los padres Si Dios son mis padres Dios ha muerto conmigo en la planta cuarta de un A Dios lo he matado en mi cuarto adolescente cuando vi Dios masca el chicle de la adolescente embarazada a la que Dios tiene cuernos y arpas Dios me canta la música que necesito para morir Dios se ha acostado en mi mente todas las noches de mi infancia Dios me ha plegado las manos Dios ha escrito la última parte del libro sin mi permiso Dios es un televisor de tubo donde parpadea el reflejo de tu rostro Dios me ha pixelado la sangre Dios está conectado a Zoom Dios le quita el colágeno a mis párpados y estruja mi juventud en la colada del infierno Dios se come a sus ángeles Dios cocina suflé con mis planes de futuro Espera melancolía es una pócima de humo oscuro y lluvia en la ventana y en todas las casas hay humo oscuro y lluvia en las ventanas Ven siéntate conmigo en el portal con mosquitera apaguemos las colillas Hablemos de todo lo que a las sogas nunca les ha interesado escuchar.
TENGO UN ANCLA AJENA AL MUNDO DEL FICUS, DEL hongo, de las fotos. Eddie Vedder coge el micrófono con las dos manos, la cabeza inclinada, su pelo ondulado se despliega como un pergamino de rosas. Es un vampiro desaliñado. Le duelen los gestos que él mismo ha escrito. No sabe que mientras canta Black me está besando a mí.
ELLA SE NIEGA A ESCRIBIR SOBRE ÉL él desea protagonizar todas sus historias ella llora mientras él bosteza no se reconocen pero se reclaman.
LOS AEROPUERTOS SUELEN DARSE AIRES DE SECUENCIA (de ahí que sepan atemorizar) hay que llegar con mucha antelación para ajustar la opacidad y el brillo de los errores posibles pero esta vez no me he despedido con música imaginaria ha sido un adiós completamente real (y por lo tanto inflado de poesía cruda) nunca se sabe qué se retendrá de las luces de la tarde junto al palacio en los dientes mellados que llaman bancos de aeropuerto (y son tan banco que acaparan el campo semántico de los parques) aunque nadie desee posarse sobre el lomo de un almendro metálico toblerones de lodo para la ausencia (y una crema que doble las manos hacia el pliegue de estar sola y abrazar tilos)

Elia Quiñones (Barcelona, 1982). Es poeta y psicóloga del desarrollo moral. Se ha formado en la Escuela de Escritura Ateneu Barcelonès y ha participado en numerosos recitales con el grupo de creación y difusión poética Vers i Revers, y acompañando a la soprano Aseel Massoud. Ha publicado artículos en La Vanguardia, El Periódico, Ara y El Punt Avui, y desde hace unos años colabora en el programa Nits de ràdio de Onda Cero. Ha cultivado otras facetas creativas, como el piano y el dibujo. La lógica de los refugios es su primer poemario.
Me encantan estos versos por su originalidad y darle rienda suelta al pensamiento.