En 1879 el autor noruego Henrik Ibsen escribió: 

NORA:

“Ya no puedo conformarme ni con lo que dice la mayoría ni con lo que dicen los libros. Tengo que pensar las cosas por mí misma”. 

“He sido muñeca grande en esta casa, como fui una muñeca pequeña en casa de papá.”

“Tengo otros deberes no menos sagrados.  Mis deberes conmigo misma”


Hablamos del siglo XIX, hablamos de un escritor hombre, hablamos de Casa de muñecas, una obra dramática  donde el personaje principal es Nora, una mujer que a lo largo de la historia se descubre a sí misma.

Se piensa en textos del siglo XIX y se piensa en ideas antiguas. Sin embargo, esta obra dramática contradice los tópicos. Escrita por un hombre en el siglo XIX (lo repito porque me parece muy importante) se considera la primera gran obra feminista de la historia y uno de los 100 libros más importantes de la historia de la literatura (poca broma). Por supuesto, no lo digo yo, lo dice una encuesta que se hizo en el año 2002 a 100 escritores de 54 nacionalidades 

Henrik Ibsen no ganó el premio Nobel, pero ostenta el título de tener una de la 100 mejores obras de la historia de la humanidad, de ser el segundo mayor dramaturgo de la historia (después de William Shakespeare) y Casa de muñecas su obra más conocida; además la Unesco ha reconocido el valor del personaje de Nora, a la que considera “símbolo para todas las mujeres que luchan por la libertad y la igualdad”.

Creo que ya hay suficientes elementos que puedan despertar la curiosidad por saber de qué trata la obra, pero por si acaso resumo los elementos más importantes:

  • Personajes muy bien construidos.
  • Trama que avanza a un ritmo fantástico.
  • Temática que no pasa de moda (deudas, sacrificios por amor y el triste despertar a los principios fundamentales de cada quien).

Nora tiene lo que parece un feliz matrimonio. Ella parece tener un carácter superficial, débil y banal. Sin embargo, la visita de su amiga Cristine nos muestra otra faceta de Nora, la de una mujer que ha arriesgado mucho por amor a su marido y a su padre. Contrajo una deuda con un usurero para salvar la vida de su esposo y no le comentó nada a su padre moribundo para evitarle un disgusto. Lleva años pagando esta deuda en silencio, a costa de sus propias privaciones. Todo se complica cuando el prestamista pasa a ser empleado de su marido y éste le despide. El prestamista comienza a chantajearla y allí le hace ver que, en su intento de protegerlos a todos, ella ha cometido un delito. A pesar de las posibles consecuencias de sus decisiones, Nora intenta llevar bien la carga y, de hecho, insiste en ahorrarle problemas a su marido, convencida de que él haría si estuviera en su lugar. Sin embargo, los acontecimientos se suceden de manera tal que al final ella termina conociendo la condición humana de su marido y esto la lleva a tomar una decisión que fue muy comentada en su momento por la crítica.

Marzo, mes del día de la mujer, y casi ciento cincuenta años después de su primera aparición en teatros, Casa de muñecas sigue siendo una obra actual. 

Si queréis verlo, RTVE  en su canal de youtube ofrece una adaptación de la obra. A continuación el enlace:


Verónica Avilés Calderón

Escribir me enfrenta a la vida. Es la dosis de humildad que necesita mi ego, la dosis de generosidad que necesita mi alma, la forma de mirar el mundo que me permite afrontar cada día como lo que es: un milagro. Soy la autora de la novela “Arena Negra” (Ed. Cuadranta, 2023) y coordinadora en Irredimibles.com.

2 comentario sobre «Casa de muñecas de Henrik Ibsen»

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