Pedro Ugarte (Bilbao, 1963) ha dedicado buena parte de su trabajo literario a la narrativa breve, con libros como Los traficantes de palabrasManual para extranjerosLa isla de Komodo y Mañana será otro día o Antes del Paraíso.

Con Páginas de Espuma ha publicado El mundo de los Cabezas Vacías, varios de cuyos cuentos obtuvieron antes el Premio NH a un libro inédito, y Nuestra historia, que obtuvo el Premio Setenil al mejor libro de cuentos del año 2017. 


El relato breve no es el único género en el que Pedro Ugarte ha destacado como autor. En 2018 publicó Lecturas pendientes, un diario vinculado a su experiencia como lector y escritor.

Sus novelas se han traducido a varios idiomas y merecedoras de reconocimiento, tal es así que Los cuerpos de las nadadoras fue finalista del Premio Herralde de Novela y galardonada con el Premio Euskadi de Literatura, Casi Inocentes obtuvo el Premio Lengua de Trapo de Novela y El País del Dinero el Premio Logroño de novela.

Su más reciente publicación es el poemario “Las cosas de este mundo” (Sloper, 2023).

Pedro Ugarte ha tenido la generosidad de ceder a Irredimibles uno de los relatos breves pertenecientes a su colección “La expedición”, fruto de más de 40 años de trabajo en el campo de la microficción. Y que pese a haber sido publicado en diferentes ediciones sigue creciendo. Pedro Ugarte nos ha contado algo sobre su trabajo literario en el género narrativo más breve:

“En 1992 tuvo una primera edición (“Noticia de tierras improbables”, Hierbaola Ediciones) con 99 textos, y una segunda en 2002 (“Materiales para una expedición”, Lengua de Trapo) con 161 textos. Desde entonces, el libro sigue creciendo. Ahora se llama “La expedición” y mí microficción entre 1983 y 2023. Confío en que se edite algún día, incorporando todo el material inédito. Por de pronto, aquí va ese adelanto.”


MAR DE FELICIDAD

Pedro Ugarte

A Rodrigo Blanco Calderón

Querido hijo: casi me avergüenza escribirte. Escojo los escasos momentos en que tu madre está dormida y subo por la escalera de la torre hasta la estancia donde se halla mi pequeño estudio, mi querida biblioteca. Aquí, antes de que ella me eche en falta, escribo unas pocas frases y bajo de nuevo, apresurado, para que mi ausencia no se haga intolerable y ella vuelva a sospechar.

Hace muchos años prometí hacerla feliz. He invertido todas las energías de mi vida en esa causa: amarla, complacerla, abrigarla, divertirla, satisfacer todos sus deseos. Rodeados de tantos matrimonios que desembocaron en el más estrepitoso fracaso, me juré que ese no iba a ser nuestro destino. Por eso, ahora, estamos rodeados de felicidad por todas partes.

En la isla hay playas cálidas a las que el mar trae sus olas reposadas, y con ellas fragmentos de felicidad que terminan varados en la arena. En otros puntos, el mar rompe violentamente contra los farallones y deja sobre las rocas, sobre los acantilados, una espuma de felicidad ligera y burbujeante.

Un océano de dicha rodea la isla de nuestro matrimonio. La marea, con sus flujos y reflujos, se acompasa a las crecidas de nuestro amor, a sus sutiles avances y retrocesos. Tu madre ordena los días y las noches. Recoge de las bateas sabrosos moluscos. Visita los árboles frutales y trae a mediodía, en un cesto de mimbre que le regalé hace algunos años, piezas dulces, suculentas y de vivos colores. Paseamos de la mano por la playa o descansamos en la cama, tendidos el uno sobre el otro. Desde la ventana abierta del dormitorio, oímos los sonidos cambiantes del océano de felicidad que envuelve nuestra isla, al que también atribuimos este clima cálido y amable. Por la tarde, desde el promontorio donde hemos dispuesto un banco de hierro forjado, contemplamos cómo el sol se oculta, lentamente, bajo la línea del horizonte.

Es demasiada felicidad para que nadie venga a vernos, querido hijo. Sé al menos de tu paciencia, que permite estas cartas, este intercambio clandestino de correspondencia, sostenido por palomas mensajeras. Pero temo que algún día tu madre nos descubra.

Los amigos hace tiempo que han desaparecido. De nuestros nietos sé gracias a tus cartas. Por supuesto, el mar de nuestra felicidad, que ha crecido hasta convertirse en un inmenso océano, nos exime del trabajo, las tareas, los horarios. La felicidad ha extirpado de nuestra vida toda clase de tristezas, reveses y contratiempos.

Por las noches, nos reunimos en la planta inferior de la torre, donde hemos habilitado una sala grande, con sillones de terciopelo verde. Alfombras gruesas y confortables nos aíslan del enlosado de piedra. Antes de ponerme a leer, remuevo con el atizador el fuego del hogar. Mientras tanto, tu madre continúa tejiendo, quizás un jersey o una bufanda para alguno de tus hijos, una prenda que el barquero llevará hasta la ciudad cuando nos visite, en su próxima arribada.

No hay peligro alguno en nuestra isla, rodeada de una caudalosa e incalculable felicidad, pero costumbres de otro tiempo nos llevan todavía a atrancar la puerta por la noche. También cerramos las contraventanas del salón. A pesar de todo, oímos el rumor del océano, sus olas, sus embates, sus corrientes, sus noches de leve mar rizada y sus otras noches de áspera mar gruesa. La marejada de nuestra felicidad estalla contra las rocas y a veces es tan fuerte que salpica los cristales de la torre y conmueve las llamas indecisas de las teas.

Anegada por estos sentimientos, a veces tu madre hace un alto en sus labores y me mira.

– Qué felices somos, ¿verdad? –dice entonces, mientras deja sobre el halda las agujas gruesas, el jersey de bonitos colores que está tejiendo.

Contemplo sus ojos anegados en lágrimas, lágrimas contenidas, pudorosas, que nunca se derraman. Y yo, con los ojos también húmedos, asiento serenamente y le envío una sonrisa compasiva, antes de inclinar de nuevo la cabeza y extraviarme, en silencio, entre las páginas de un libro.


Pedro Ugarte.

Premio Euskadi de Literatura en 1997. Fue finalista del Premio Herralde en 1996, Parte de su obra ha sido traducida al italiano, francés, euskera, inglés, alemán y polaco. Con su último libro de relatos, “Nuestra historia”, obtuvo en 2017 el premio Setenil al mejor libro de relatos publicado en el año anterior.

Un comentario en «Autor Invitado: Pedro Ugarte»

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