“Un marido, una esposa y algunos niños no son una familia. Son una unidad de supervivencia territorialmente frágil”
Kurt Vonnegut
Todas las familias infelices es un libro de relatos, pero no uno cualquiera.
Lo primero que me llamó la atención es que casi todos los relatos del libro han obtenido premio en algún concurso literario. Me recordó el relato Sensini de Roberto Bolaño incluido en su libro Llamadas telefónicas, donde el narrador era un escritor que vivía del dinero que obtenía ganando concursos de literatura. Roberto Bolaño dijo que se había basado en un escritor con cierta fama para escribir ese relato y que tenía parte de realidad. Ramón Bascuñana, el autor de Todas las familias infelices bien podría haber sido el personaje de Bolaño, pues ha publicado varios libros y ha recibido diversos premios entre los que destacan por ejemplo: el Premio Internacional de Cuentos Guardo (2009) o el Premio de poesía Gerardo Diego (2018).
Lo segundo que me gustaría destacar del libro son las citas antes de cada relato. De todas me quedo con la que he puesto al inicio de la reseña, pues pienso que sintetiza de forma magistral la temática del libro, que está dividido en dos partes: todas infelices e infelices todas. El libro nos habla de la fragilidad interior de las familias, de los sufrimientos y de los secretos que se esconden detrás de cada casa.
La culpa transita a lo largo de todos los relatos como un sentimiento que se aprende en el seno familiar al ritmo que se aprende a leer y escribir. También otros sentimientos encontrados asoman en el inventario, junto con los conflictos familiares, amor, odio y resentimiento hacia seres con quienes, de una forma u otra, tocará convivir de por vida.
No es un libro alegre, pero si un libro lleno de reflexiones interesantes. En el relato Vacaciones nos dice “los días del pasado, traen también entre sus manos, como un regalo envenenado, la certeza de lo irrecuperable.” Una vez avanzamos la lectura, en otro relato nos encontramos con “Los humanos somos así. Actuamos como animales heridos que huyen hacia adelante” y en Hipótesis de la felicidad “Y esto es la vida: morirse a ratos cortos.”
Es curiosa la organización casi cronológica de los relatos, que nos permite ver una evolución del autor, los caminos que exploró en su ruta literaria a los largo de los años. En este sentido, me gustaría destacar uno de los últimos relatos, y uno de los pocos inéditos del libro, que se llama: La puta vida.
En La puta vida se entremezclan el precio de las patatas fritas y la oferta del atún en aceite de girasol (segunda unidad a mitad de precio), entre otros, con las reflexiones de la vida de la narradora en un fluir de la conciencia que funciona muy bien, que atrapa la lectura e invita a continuar aún a sabiendas de que nos vamos a encontrar con una historia atroz.
A pesar de que me costó la lectura de la segunda parte, por lo oscuro de las historias, me siento satisfecha con la lectura. Lo siento un libro honesto, como si el autor nos hubiese permitido conocer una parte de él.
Cierro la reseña invitando a la lectura. Con tantas publicaciones que hay actualmente, a veces resulta difícil descubrir pequeñas joyas que publican editoriales más independientes. Por eso agradezco a Ediciones Chamán que me haya permitido conocer este libro y a este autor.
Verónica Avilés Calderón
Escribir me enfrenta a la vida. Es la dosis de humildad que necesita mi ego, la dosis de generosidad que necesita mi alma, la forma de mirar el mundo que me permite afrontar cada día como lo que es: un milagro. Soy la autora de la novela “Arena Negra” (Ed. Cuadranta, 2023) y coordinadora en Irredimibles.com.
[…] leído hace poco “Todas las familias infelices” y me gustó mucho. ¿Por qué crees tú que ese título merece […]