El nombre de la novela surge de una de las leyes de segregación impuestas en Sudáfrica en 1927. Concretamente aquella que prohíbe relaciones sexuales entre blancos y personas de otras razas.

No he visitado ese país. Del aparheid conozco lo que he leído de historia, pero sobre todo lo que me ha llegado a través de la literatura. Voces como Nadine Gordimer o Coetzee me acercaron a aquella tierra y a aquellos conflictos que estaban fuera de mi radar. Ahora, la autora Ana Moya me ha metido dentro del territorio, me ha llevado por la geografía de una ciudad donde la segregación es la norma y me ha mostrado los conflictos emocionales que sufren quienes habitan bajo ese régimen. No hablamos solo del sufrimiento de la población segregada, sin duda el más evidente, sino también del de aquellos que sin formar parte del grupo desfavorecido, y quizás sin comprender o simpatizar con esas normas, generan vínculos que conllevan conflictos sociales.

Tal es el caso de los tres protagonistas principales de esta novela, Julia una inmigrante inglesa, Andrew un blanco nacido en Sudáfrica y Lungile un negro nativo.

La visita a una casa museo (supuestamente embrujada), el descubrimiento infantil de pasadizos secretos, y hasta de un fantasma, sirve de escenario para que estos tres niños, entrando en la pubertad, se conozcan y surja el germen de una amistad. El padre Seamus, al ofrecer su residencia como guarida, ayudará a darle cabida a esa relación, a que se fortalezcan y crezcan esos lazos. Una amistad prohibida a los ojos de una sociedad marcada por convencionalismos de segregación racial políticamente establecidos y socialmente aceptados.

Los años pasarán y con ello los personajes y la amistad evolucionarán. Como dice el mismo Lungile “fueron los mismos de antes, aunque cargados con el peso de todos los días que habían pasado desde entonces”, porque cuanto más tiempo pasa, y ellos dejan de ser unos niños, más patente se hace el aparheid  hasta el momento en el cual mantener o abandonar el vínculo se convierte más en una decisión política que personal. Este aspecto para mí ha sido lo más interesante de la novela porque los protagonistas, tomen la decisión que tomen, se verán salpicados por el arrepentimiento, la culpa, las dudas y, sobre todo, por la constatación de lo vulnerables que son.

Destaco la prosa de Ana Moya, que no se precipita por anticipar acontecimientos, sino que nos lleva de la mano a que seamos testigos desde el puro epicentro de lo que ocurre. Además, el momento histórico de la novela es perfecto, nos planta como uno más en una de las calles de Sudáfrica a celebrar la liberación de Mandela.

Gracias a Ana Moya, porque a través de una historia muy humana, he entiendo más  acerca de cómo pudo haber sido vivir durante ese momento histórico y político.

Agradezco mucho que este libro haya caído en mis manos. Lo he leído dos veces y la segunda vez la he disfrutado aún más que la primera.

                                                                     Verónica Avilés Calderón

Inmorality Act

ISBN: 978-84-09-379057
Editorial: Irene García Carbonell
Autor/a: MOYA ROMERO, ANA
Formato: Tapa blanda o Bolsillo
País de publicación : España
Idioma de publicación : Castellano

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