Alba Sanchis empezó a escribir poesía animada por su madre. En una clase de teatro de primero de la ESO, un profesor la retó a escribir un poema. y, al leerlo, a presentarse al concurso literario del instituto. Ganó este concurso año tras año hasta terminar bachillerato.

Alba creció en las calles del casco antiguo de Valencia. Aunque desde bien pequeña su madre y su abuela le inculcaron el amor por la lectura y escritura, descubrió su vocación justo a tiempo para estudiar Filología Hispánica en la Universidad de Valencia. Al graduarse, en 2016, cursó un máster proyectado hacia la investigación de la rama literaria.


Como la orilla deja
que el oleaje arranque
el atrezo brillante
de su vestido colorido,
me dejo yo vencer
por la evidencia:
no soy más
que el comodín
sobrante de la baraja
ajena.


Su amor por la literatura y por la escritura, dio sus frutos años después, cuando se publicó el que es, hasta el momento, su primer poemario, Aguas del Leteo (Cuadranta, 2021), obra de tinte intimista que trata temas tales como el duelo y la memoria.

Sorprende de Alba, pese a su juventud, su tono clásico, de inicios del verso libre, como si se fuera discípula de Mario Benedetti, Walt Whitman, Alfonsina Storni, Alejandra Pizarnik, Federico García Lorca, Fernando Pessoa, y un largo etcétera.

Con un verso libre casi académico, sin concesiones a ninguna rima o asonancia.

Eco, lloro y te siento
rebotar en las esquinas.
¡Cuánto me duele que te duela
el dolor que siento al oírte!

Eco, te siento y lloro,
aumentando así tu voz,
no se vaya a morir con el silencio.
¡Cuánto sufres mi empatía,
cuanto lloro el dolor que me reflejas!

¿Tú también la sientes?
¡Cuánta soledad nos embarga
de un plumazo nuestros ojos!
Qué silenciosa, como la sombra de la tarde,
va creciendo así su sombra.

Menos mal que nos tenemos,
Eco querida, repitiéndonos a un tiempo:
Yo, que te lloro el llanto que me lanzas
al vacío. Tú, que me recuerdas que
en la sombra estaré yo hasta que me muera.

La utilización de símbolos por encima de imágenes. Si alba tiene elegir un gris, no escoge el gris claro o el oscuro, elige el gris ceniza, con la carga que tiene la ceniza como símbolo. Sus ayeres son de color sepia, los rosados de tono sangre y los azules, de golondrina.Esto lo hace continuamente, los océanos, las tormenta, las estrella, el ave fénix, salpican sus poemas haciéndonos señales, cómplices de un lenguaje y una sabiduría común a lectores y escritores.

Sin duda, Alba sabe lo que se hace y deja una puerta de catedral abierta a la construcción de sus próximas obras.


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