Carmen Camacho | Foto de Francisco Sanchez Montalban

Interesada en el diálogo de la literatura y las artes, Carmen Camacho colabora con artistas de muy diversas disciplinas y tenemos la fortuna de que en esta ocasión colabore con Irredimibles.

Carmen Camacho (Alcaudete, Jaén,1976) es poeta, aforista, profesora de escritura creativa, columnista y letrista de canciones.

Es una de las autoras representadas por Versopolis, la red internacional dedicada a promover el talento poético en Europa. Parte de su obra se encuentra traducida a más de una docena de idiomas, entre ellos el inglés, italiano, portugués, alemán, francés o neerlandés.

La poesía, los textos, los aforismos (o más bien minimás, que es como ella los bautiza) de Carmen Camacho tienen gracia, chispazos, mala leche, leche tierna y duende, de ese del que Lorca decía que estaba en todos los sonidos negros. No estamos seguros de qué quiso decir Lorca con eso, pero estamos seguros de que lo encontramos en los poemas de Carmen.

En mayo verá la luz su décimo libro, el poemario ilustrado ‘La mujer de enfrente’ (Maclein y Parker,2023), hasta entonces, hemos pedido a Carmen Camacho que nos dejara disfrutar de uno de esos poemas suyos tan adictivos y ella nos ha cedido “El mal poema”. Nunca vienen mal unos versos, aunque sean malos. La poesía es como la droga, la buena te engancha, la mala es para consumo propio.

Queremos agradecer a Carmen Camacho que nos deje consumir la suya.


EL MAL POEMA

Carmen Camacho

En ciertos momentos
resulta útil llevar en el bolso un buen poema malo,
malo o a todas luces mejorable, con indicios suficientes
-un lugar común, rimas facilonas, adverbios de emergencia- 
para sospechar de él:
un poema, propio o ajeno, posiblemente malo.
Un poema de almanaque, prefabricado, auxiliar,
con estrofas de fieltro y sin salida
que amontonan palabras manoseadas
como mujeres, árbol, lunas, 
memoria, tristumbre, refectorio.
Un poema que parezca una poesía,
una carta de soldado, un chicle pegado a una carpeta,  
un ripio catedrático, el tango de un progresista,
falso, previsible, desafinado,
que escondo y uso a solas 
como un pedazo esculpido de látex. 
Un texto de una noche,
que se pierda, que se pudra, que caduque, 
un poema de papel 
donde poder limpiarme las lágrimas, 
las gafas, la cicatriz, el semen.
Palabras de amor donde el amor no quepa. 
Este poema
u otro, 
uno cualquiera,
de bote, temporero, de pared,
vital y fucsia como todos los poemas malos, 
urbano y quejumbroso como todos los poemas malos, 
malo como todos los poemas que ganan un certamen. 
Pero práctico y de efectos inmediatos, 
plegable y extensivo,
sobre el que sentarme a merendar en la era 
o guarecerme de la nube que descarga de improviso. 
Un poema feo, gastado, utilitario,
lima, abanico, naipe, encendedor, 
una rampa, una navaja, un pasamanos.
Un poema
color carne
con que embridarme el pecho esta mañana,
donde curar con sal aceitunas negras
y lavar a mi padre cuando ya no se valga.

Carmen Camacho (Alcaudete, Jaén,1976)

Entre sus libros publicados destacan: Deslengua (Libros de la Herida, 2020), Campo de fuerza (Delirio, 2012), Zona franca (Cuadernos del Vigía, 2016), Vuelo doméstico (El Gaviero, 2014)o Minimás (Baile del Sol, 2009). Es responsable de la antología de aforismos Fuegos de Palabras. Forma parte del consejo editor de la revista de poesía Nayagua (Centro de Poesía José Hierro),y dirige varios talleres de creación literaria.

4 comentario sobre «Autora Invitada: Carmen Camacho»
  1. Un gusto leer este poema que araña la pared, hace bailar a las neuronas. Se lee entre líneas:
    “…que amontonan palabras manoseadas
    como mujeres, árbol, lunas,
    memoria, tristumbre, refectorio…”
    Muchas gracias por leerte en irredimibles, Carmen.

Los comentarios están cerrados.

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