Hace unos años, cuando se podía transitar por la calles de twitter sin peligro de recibir una dosis de odio y desvirtualizar a los tuiteros era un acontecimiento, fui a ver una exposición fotográfica llamada #Elconcepto y desvirtualicé a la tuitera autora de la misma.

Se trataba de unas composiciones fotográficas hechas con juguetes y un título que era un juego de palabras. Las composiciones fotográficas estaban realizadas con aquelos primeros filtros lomográficos que incluía Instagram en su primera versión.

Sorprendía el hecho de que esos juegos de palabras, esas greguerías entre imagen y texto, estuvieran compuestas por alguien de origen bielorruso, Alena Kh.

Alena me había invitado a participar unos meses antes como autor invitado en un exitoso blog sobre relaciones que escribía por aquel entonces y que se llamaba Intersexciones.

No es de extrañar que unos años después, Alena se convertiría en escritora de éxito, publicando primero con Roca Libros “El mercado está fatal” y fichando unos años después por Pengüin para publicar “Un año y un día”

Pero dejadme volver a la exposición:

Decidí comprar una de las obras, en la que se veía un taxi de juguete junto a un metro de medir y que llevaba por título ¿En Taxi o en metro?

Al llegar a mi ciudad la mandé enmarcar y la coloqué en el salón. Después, esa lámina me ha ido acompañando de casa en casa, de mudanza en mudanza, de pared en pared. Así que, viendo esa frase día tras día, desde hace muchos años, no tuve más remedio que hacer un micropoema con ella.

Como no podía ser de otra forma, lo titulé «En Taxi o en metro» y pasó a formar parte de mi poemario «Manual de Modelado de Corazones para Hombres de Hojalata».


En taxi o en metro


Después del cine

ella me preguntó:

«¿En taxi o en metro?».

Yo cogí el metro,

lo enrollé como si nada

y eliminé la distancia

que aún nos separaba.

Descubre más desde

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo