Hoy hago una propuesta diferente. ¿Cómo hacer llegar la poesía? En sí misma la poesía no puede considerarse un discurso por sí mismo, aunque tiene un elemento que la distingue de cualquier otro recurso literario y expresivo. Y la poesía no tiene discurso porque se escribe siempre desde los márgenes de los discursos sociales: puntualiza, corta, detiene, hace reflexionar.

              No busca una correspondencia, aunque puede que se utilice como un elemento de rebeldía, reivindicativo o militante. No tiene aspecto, ni busca tener semblantes sociales. Se busca a sí misma, como un intento de dilucidar los secretos que el propio lenguaje y la vida esconden.

              La cuestión ahora, volviendo a la pregunta inicial, hoy en día es ¿cómo hacer llegar la poesía? No me refiero a las redes, esto es una mera herramienta de difusión. Me quiero centrar más en el hecho de cómo hacer llegar el acto poético a la gente de a pie. Es aquí cuando hay que tener en cuenta una iniciativa tan sorprendente y significativa como es Poesíadepared.

             

No encontraréis libros donde leer sus poemas. Si queréis encontrarlos deberéis andar por las calles y encontraros con ellos. Esta iniciativa de Poesíadepared lleva a su máximo exponente lo que es llevar a la calle la poesía. Y lo hace dejando poemas en las diferentes calles de Valencia (principalmente), y de otras ciudades españolas, donde los viandantes pueden “jugar” a este juego de encontrar algo que no buscaban. Aquél que lo encuentre es libre de llevársela o de dejarla donde está para que siga leyéndose en la calle.

              Esta iniciativa es arte urbano y se suma a las otras artes urbanas como la pintura, el grafiti, firmas, fotografía, dibujo, etc. Da lugar a algo diferente: la pausa. Esta pausa va más allá de la mirada, implica una lectura y una decisión. Tanto es así que la persona artífice ha transformado su modo de exposición a lo largo del tiempo: de simplemente colgar poemas – con cierta sencillez – a encontrar un juego con la mirada a través del papel y la impresión para que en la medida que el viandante está alejado sólo vea un retículo rectangular negro y necesite acercarse a unos pocos centímetros para encontrarse con el poema.

              Para mí es un descubrimiento que hay que poner en valor. No solo por el hecho de haber conseguido un número elevado de seguidores que han entrado en una dinámica de búsqueda y de respuesta con la persona que ha ingeniado esta forma de expresión poética, sino también por lo que tiene que ver con el contenido de sus poemas.

              Esto es necesario destacarlo por dos principales motivos: uno cuando escribe está dentro de unos límites de escritura que dependen del formato al que se ciñe y dos los versos han de conectar con aquellos que no esperan encontrarse leyendo poesía. Para poner unos ejemplos de sus versos, y me detendré en alguno de los versos que más relevancia han tenido para mí, empezaré con uno de los primeros post publicados en su cuenta de Instagram (@poesiadepared): Nunca vi/ dos amaneceres iguales/ y aun así/ hay días en los que cuestiono/ la inmensidad de la vida.

              Como puede apreciarse son unos pocos versos que inciden en lo cotidiano y la sencillez que llevan a la reflexión más compleja. Esto es lo que se une al hecho de tropezarse con ese escrito. Lo que supuestamente era un paseo habitual, tranquilo, sin intención se vuelve una suerte de encuentro poético. Este encuentro es difícil que no conduzca, como mínimo, a una reflexión: ya sea en ese momento o a posteriori.

              Así pues, no quiero tampoco extenderme demasiado, es evidente que hay que saber mirar y buscar. La poesía no sólo se encuentra en los libros, en las exposiciones, en los recitales también hay que estar dispuesto a sorprenderse para encontrarse con ella. Creo que esto es la clave principal de esta iniciativa de Poesíadepared: la poesía como sorpresa y contratiempo.

Para finalizar dejaré el principio de uno de los poemas para que aquél que lea esta reseña se las ingenie para saber cómo encontrar lo que queda de él.

Todos estamos rotos

(de alguna manera)

y juntamos lo que queda,

de los días y de las cosas

como podemos.

Y eso está bien.


Iván Navarro

Psicólogo Social, Investigador y Psicoanalista. Socio de la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis de Valencia. Es autor de los poemarios Necesaria subjetividad (2021, Cuadranta) y Porque nadie sabía como llamarte (2023, Ole Libros) Es coordinador de Mínyma.

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