toro y león. Símbolos de España y Marruecos

Las diferencias entre ambos países se saldarán hoy, después de que el árbitro pite el final de la contienda. El perdedor elogiará al ganador y los aficionados de ambos colores se respetarán, ya sea en la calle, en las redes sociales, en el estadio o en cualquier lugar público. Porque solo es un partido de fútbol entre dos naciones que dependen la una de la otra más de lo que creemos. Sobre todo, por el grandísimo respeto que se han profesado a lo largo de los últimos años. Para muestra un botón: en España, al ciudadano de Marruecos se le suele llamar magrebí; jamás «moro» o «moro de mierda», que no es un insulto sino una gracia. El marroquí, cuando ve turistas españoles en su territorio, los trata con respeto, en líneas generales, y nunca se ha reído de ellos platicando en árabe a sabiendas de que no tienen ni idea de lo que les están hablando. En España, por más que los hijos de Alá se hayan asentado durante ocho siglos en el país, dejándole en herencia multitud de arabismos, monumentos Patrimonio de la Humanidad o su influencia en el modus operandi, se sigue admirando su capacidad creativa, sus costumbres y su forma de pensar. 

toro y león. Símbolos de España y Marruecos

Por otro lado, los españoles criticaremos la homofobia latente en el Magreb como si aquí no hubiera aprensión contra el colectivo LGTBI. Diremos que en el Reino de Marruecos existe una dictadura tan opresora que ya no sabremos si es Mohamed o Franco quien lleva las riendas del país. En cambio, en Marruecos no se reirán cada vez que echen un vistazo a YouTube y observen a sus patriotas cruzando a nado hacia Ceuta (ya sean mujeres con recién nacidos, ancianos o jóvenes) en señal de reivindicación de una vida mejor. Tampoco se bufarán de los cuerpos de seguridad del Estado presentes en la playa del Tarajal por el simple hecho de invadir un territorio al que solo se puede entrar estando la frontera abierta y, para más inri, lo hicieron en plena pandemia. Pero aquí, en España, cuando una familia marroquí resida en cualquier rincón de la piel de toro, ni se nos ocurrirá plantear la hipótesis de que, sin hacer nada de nada, percibirán una paga, seguridad social, vivienda gratuita, escolarización para sus hijos y que disfrutarán de todos los derechos en detrimento del ciudadano español. Es tanta la admiración que sentimos hacia estas familias procedentes del otro lado del Estrecho de Gibraltar, que hacer comentarios racistas, xenófobos, cargados de rencor y odio, es totalmente improbable. Del mismo modo que hace décadas, ni en sueños se nos hubiera ocurrido pensar “ojalá que se mueran todos en el estrecho.

Hoy, cuando acabe el partido, sea el resultado que sea, habremos conseguido terminar con siglos de falta de respeto, de burlas, de comentarios racistas por ambos lados y, sobre todo, de pasar el testigo a los hijos de unos y de otros para que esta historia no se repita en el futuro. Ojalá el árbitro nunca pite el final.

Karim Alí.

Descubre más desde

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo