El plató era totalmente blanco, no solo las paredes, también los dos sillones y la mesa situada delante de éstos. Varios hombres ajustaban los focos. Una joven colocó algunos ejemplares de su libro sobre la mesa,  dos vasos y una jarra con agua, pensó que era buena idea ya que tenía la boca seca, cada vez estaba más nervioso. El presentador le saludó dándole un fuerte apretón de manos, era bastante más alto de lo que parecía en televisión, su inconfundible perfume le transportó muchos años atrás, a la casa en la que su madre trabajaba cuando él era un niño. Allí vivía el señor Asain,  un hombre alto y delgado de mediana edad que lucía la melena de un león. Solía vestir con chilabas vaporosas y babuchas como si fuera el protagonista de uno de los cuentos de la Mil y una Noches.  Una tarde a la semana daba clase de literatura oriental en la Universidad. El resto del tiempo lo dedicaba a escribir un libro que pensaba titular “El animal que hay en mí”. 

Pasaba mucho tiempo en el jardín, bebiendo ingentes cantidades de té y escuchando el canto de los grillos y las cigarras, inmóvil, hasta que como si una descarga eléctrica hubiera alcanzado su cuerpo se incorporaba de un salto, ponía el tocadiscos a todo volumen y bailaba desplazándose por toda la casa haciendo piruetas.  A veces se embadurnaba la cara y el pecho con pintura, dejaba que el sol la secara y la piel le quedaba cuarteada como la de un elefante. 

Él era un niño tímido que se divertía de lo lindo, agazapado en un rincón,  observando las excentricidades de aquel hombre.  Cuando más disfrutaba era cuando al señor Asain le daba por imitar a un perro, no solo ladraba, también andaba a cuatro patas, movía el trasero como si tuviera rabo, y jadeaba con la lengua fuera, y mordía las cortinas. 

Un día no pudo más y se le escapó una carcajada, el señor Asain le descubrió, en lugar de enfadarse con el “espía” le propuso que se disfrazaran  de pájaros. Se pintaron la cara de colores, se colocaron unas alas y un pico y desde un repecho saltaron sobre una colchoneta como si fueran a volar. Ese día el señor Asain empezó a llamarle Bird, porque según dijo se parecía a un pájaro, era cierto. 

También reprodujeron un  tornado enchufando varios ventiladores, que los lanzaban por el suelo dando tumbos. 

En cada encuentro aprendía algo nuevo, pronto supo jugar a los naipes, y al ajedrez, plantar flores y distinguir su aroma, dibujar mariposas y caballitos de mar. Conoció a los vikingos, a los nibelungos, a Hércules el fuerte y a otros muchos personajes escondidos en un libro que le regaló su nuevo amigo. 

Le encantaba cuando venían los amigos de Nueva York del señor Asain. Solían quedarse varios días. Su preferida era la señorita Sarita, una actriz guapísima, que de vez en cuando abrazaba y besaba en los labios al señor Asain. Bird le envidiaba por tener una novia así.  Aunque otras veces la señorita Sarita besaba y abrazaba a Filiberto, un pintor que le estaba haciendo un retrato disfrazada de oveja. A Bird no le extrañaba que la señorita Sarita tuviese dos novios, con lo guapa que era.

Una tarde, el señor Asain no estaba en casa, se había puesto enfermo. Estuvo mucho tiempo en el hospital. Su mamá no le dejó ir a visitarlo. Cuando regresó  estaba muy delgado y apenas podía incorporarse. La señorita Sarita hizo que le pusieran la cama en el jardín, ella le daba de comer y le leía poemas, también veían películas y escuchaban música.

Bird sabía que la señorita Sarita cuando estaba a solas, lloraba. Un día le preguntó ¿por qué? y ésta le dijo que el señor Asain pronto iba a convertirse en un ángel. 

Al poco tiempo el señor Asain murió, Bird pensó que estaría contento con unas alas de verdad.

El presentador le saca de sus pensamientos. Una de las preguntas de la entrevista es cuál va a ser su próximo proyecto, sin dudarlo contesta «hablará de un hombre que también olía a Paco Rabanne».

Un comentario en «Un Hombre Singular, por Atalanta»

Los comentarios están cerrados.

Descubre más desde

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo