Hermenegildo Rodríguez | 31 de Agosto de 2022

Para mí,  hablar sobre ‘Un amor’ resulta, paradójicamente, complejo y sencillo. Complejo porque, hasta ahora, jamás me he enfrentado a tener que reseñar nada de lo leído, complejo porque existen multitud de hiladas de las que ir tirando de este ovillo de historia, complejo porque uno no sabría por cuál de ellos empezar y complejo también porque todo lo que toca al corazón choca en la cabeza. Sencillo, curiosamente, por las mismas razones. Por lo tanto, enfrentarme a este reto es un desafío y espero, deseo y confío que su autora sepa disculpar mi osadía. Intentaré ser fiel a lo que sentí, a lo que me conmovió su lectura. 

Leí esta obra en el contexto del grupo de lectura conformado en el Ateneo de Jerez y su recuerdo me dejó impactado, al igual que al de la mayoría de los participantes; a su proponente, desde aquí, agradezco la sugerencia de esta obra,  y de esta autora. Es a causa de ese impacto que escribo lo que en aquel entonces sentimos, debatimos y nos supuso su lectura.

‘Un amor’, es una historia, en mi opinión, muy arriesgada, envuelta por una calculada narrativa y sostenida por una solidez de su trama digna de ser aplaudida. La historia te va atrapando, te va absorbiendo, te va molestando y te va obligando a tomar posición y, a mí,  en concreto, a preguntarme una y otra vez ¿por qué?… ¿por qué?, sin llegar, en muchas ocasiones, a poder obtener una respuesta, al menos una sola.

Sara Mesa, su autora, se lleva la historia a un pequeño enclave de un entorno rural llamado La Escapa y, ahí, con una agudeza significativa, va dándole vida a todos sus protagonistas, los va dibujando uno a uno y no deja que ninguno de ellos se escape de la historia sin aportar un matiz, un detalle, un aspecto a considerar, no solo en el devenir de la protagonista Nat, una joven y neófita traductora, que lentamente se nos va mostrando débil y vulnerable y que acaba de trasladarse a La Escada, sino en el enredo que se genera en un medio hostil para cualquiera que no estuviera instalado de antemano en ese seco y desabrido hábitat, al que casi todos parecen estar adaptados.

Personajes como el casero de Nat, hosco, malencarado, machista, no podría estar más logrado. El conflicto entre Nat y su casero, a consecuencia del estado de la casa arrendada, será el arranque de todo el devenir de la joven traductora en su paseo por esta historia  y se convertirá en una pegajosa obsesión para ella. El resto del vecindario, entre los que nos encontramos con Píter, el hippie, Andreas, el alemán, Roberta, la demente, la chica de la tienda, atenderán a Nat con esa engañosa naturalidad que a veces uno palpa en lugares donde reina la paz y la armonía. No obstante, el trasfondo es bien distinto, y eso lo va descubriendo el lector a medida que salta de párrafo a párrafo. 

La autora aprovecha todas las posibilidades de interiorización y provoca así que incluso el lugar donde se desarrolla la trama cobre su propia vida.  De ese modo, La Escapa, con el monte de El Glauco, adquiere,  con una tenue delicadeza, una singularidad especial, un trasfondo que llega a subyugar y desarmar a la protagonista. En ese ambiente, Nat aguanta no solo los envites de sus vecinos, sino que,  sin aparente remedio, interioriza todo lo que la rodea de tal modo que lo hará partícipe directo de sus fracasos más personales. 

La mayoría de los cronistas de esta obra coinciden en afirmar que Sara Mesa nos enfrenta, en esta obra, sin duda, con nuestros propios límites morales. Yo coincido con todos ellos; doy fe. La autora maneja muy bien la trama, y ante la exasperación y los abusos, responde con silencios, con situaciones que arrancan nuevos prejuicios y sorprende con más atropellos. Sara Mesa deja las respuestas en el interior de cada uno de nosotros. Para mí, es evidente que la autora quiere confrontar al lector con su propia moral, y hace del silencio parte del lenguaje de la propia obra. 

Sara Mesa nació en Madrid en 1976 y se trasladó con su familia a Sevilla siendo niña, ciudad en la que actualmente reside. Estudió Periodismo y Filología Hispánica.  ​

Premios y distinciones:

Obras:


Hermenegildo Rodríguez, jerezano y jubilado, lector y escritor tardío, lo que ya no tiene remedio

Un comentario sobre «Reseña de “Un Amor” de Sara Mesa»
  1. Una reseña bien hilbanada y profunda que invita a la lectura y al análisis. Lo sustancial para un lector de escritores noveles.

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