Una vez más vuelvo a visitar vuestro hogar porque lo prometido es deuda y ésta sí que la puedo pagar.

Gracias por la invitación a reseñar un poemario que, ante las duras adversidades, te enseña a ser una flexible palmera bailando ante crueles vientos, y que denuncia burocráticas injusticias con su aullido desgarrado, protestando incluso cuando los golpes son muy bajos y mandando al tirano (eso sí, con cariño versado) AL CARAJO…

Pero, bueno, debo de tener cuidado, pues parece que voy con el vuelo desviado… Hoy, me platicaba un gran amigo filólogo, para más señas, cómo en la universidad enseñan las claves para realizar una perfecta reseña. Estoy totalmente de acuerdo con los catedráticos: hay que despiezar a la víctima y después trocear cada una de las partes del dividido. No difiere mucho de la universidad en que aprendí. La mía fue la BALDOSIANA CALLE. Aquí también llegué a la conclusión (después de ver una película de terror) que lo mismo he de hacer, y como decía el protagonista (Jack para más señas) del film: «VAYAMOS POR PARTES».

Si en la reseña acariciamos cada una de las partes de los poemarios de Rebeca Aracil, no veremos vísceras gore, no; en su interior, la suciedad de la imperfección se convierte en una bella e inmaculada luz, una luz de una creadora y poética alma.

Érase una vez la niña Rebeca, que, por las circunstancias del destino (y porque su padre poco a poco la visión fue perdiendo), con mil y un libros su camino se cruzó y al progenitor uno tras otro se los leyó. La niña pronto fue de Bécquer la golondrina, Ulises en la cueva de Polifemo (siendo Nadie también) o el conejito de las prisas de la encantadora Alicia y que le producía tanta risa. Todas esas letras, unidas a una sensibilidad especial, a un generoso y valiente corazón, forjaron en ella la gran POETA LECTORA que es.

¡Cuántas cosas aprendiste en AQUELLA HABITACIÓN! El génesis de la POETA que empezaba a dar vida a sus interiores: «Nunca salía de allí. / Los versos venían a mí».

Por eso siempre invita a la lectura seas o no escritor, atrayendo perfume de esperanzas y deseada felicidad para rellenar tu corta vida de universos. Todo esto junto con el amor es lo que nos conducirá a disfrutar de la eternidad.

Rebeca, ¿recuerdas lo duro que fue la beatificación de tus desaparecidos poemas? Lo digo por lo que tuvo de San Lorenzo, el martirio de parrilla que sufrieron… Sé que las llamas parte de tu vida se llevaron; y tú, petrificada en un rincón, con tus lágrimas impotentes no llegaste a sofocar tal desatino. Qué malas partidas te ha jugado el destino.

Sigamos con la disección… ¡Oh, aquí está el corazón! Ya se alejaron los pretéritos imperfectos a pesar de las caídas (que no derrotas) en la batalla, esas que de ti sacaron un valor en la lucha, versando, y claro, no tuviste más remedio que escribir un acariciado poemario.

Así nace Caricias del levante, con un magnífico prólogo de Rubén García Cebollero, en el que con gran acierto define lo versado:

«Los poemas de Rebeca se mueven, igual que peces ante doloridos anzuelos, en los márgenes del viento, en el territorio de la luz y en el susurro de las heridas. Versos que agitan pasarelas entre el recuerdo y la vida, que se acerca o se aleja, con la fuerza de un combate».

NO HAY MÁS PREGUNTAS, SEÑORÍA.

En ese párrafo tenéis la más acertada descripción de lo que podéis disfrutar en cada uno de los versos. Por mi parte añado el acierto de la estructura del poemario, donde pasados, presente y futuros (unidos por el fuerte e invisible hilo del levante) nos harán recorrer la odisea de esta gladiadora-poeta, en la que seremos muchas veces su aullido, incluso su propia piel.

Caben destacar poemas como «El Levante me acaricia» (tarjeta de presentación y fuente de vida), «Aquella habitación» (vuelo entre paredes de batas blancas), «Tan frágil, tan risueña, tan niñita» (che, tan chiquilla, tan CABRA) y «Niña de mi vientre» (versos del corazón a la semillita del amor)…

NO HAY MÁS PREGUNTAS, SEÑORÍA, QUE POR EL LEVANTE SEAMOS SIEMPRE ACARICIADOS.

Como un Moisés, pero sin frías doctrinas de piedra, trae de sus cumbres el nuevo poemario nuestra POETA CABRA. Un poemario de grito en piel encerrado y en el que la autora no duda en ningún momento, una piel que no titubea en desgarrársela por los demás. Así es El aullido de la piel, el poemario que debes de leer.

En este aullido de aterciopelada piel, la POETA nos trae una poesía que ha madurado en belleza, que nos atrapa con el aullar de su desgarrado corazón, que deja su piel ante las injusticias de la sociedad, que nos hace abrir los ojos ante la desganada y cruel burocracia, y que incluso saca pecho ante la preponderancia de un semidios con toga de juez.

Así pues, si amas la verdad, la fuerza de las letras, el ritmo y la rima, mi recomendación es que disfrutes El aullido de la piel. En sus poemas vas a encontrar figuras sembradas en una simple palabra que contienen más sabiduría que una enciclopedia ilustrada, metáforas aulladas, dolores transformados en verde esperanza, palmeras dobladas por los fuertes vientos (pero nunca partidas, nunca rotas, nunca derrotadas). Estos poemas te harán disfrutar y, sobre todo, reflexionar. En ningún momento la poeta ha caído en la contemplación del ego ombligo, lo que hace es aullar para que el rebaño vuelva a despertar. La POETA CABRA no busca su salvación, no; se desgarra la piel por los demás.


Santiago Cerro, Gorrion de las Ondas, académico licenciado por la UCB (Universidad de las Callejeras Baldosas). Tomó gustillo a las licenciaturas e hizo mil y una carreras: mensajero con su Vespa, para después seguir viviendo de las carreras que realizaba ya que fue Libre Doctor en Psicología Taxial. En su gabinete de cuatro ruedas, los clientes preguntaban “¿está usted libre? y él con gran alegría decía: tan libre como Juan Salvador Gaviota.

Twitter: @SantiagoCerro4 Facebook: santiago.cerrogarcia Instagram: cerro470 montandoalavida.blogspot.com

4 comentario en “El aullido de la piel, o la alquimia de trocar hiel por dorada poesía de miel”
  1. Una reseña rimada. Santiago como siempre, incorrecto o no, se mantiene fiel a su estilo. Nada dice que no sea cierto de este magnífico poemario. Yo, nada más leerlo, me calcé las grebas y, con escudo en mano, me sentí dispuesto a luchar contra todo.

    1. Gracias maestro Ismael. Cuántas palabras hemos compartido, cuántas vividas, cuántas disfrutadas… Efectivamente ese soy yo, un estilo libre, diferente y sobre todo, sincero, con la verdad por delante, al igual que también la trompa…del elefante 🐘
      Espero que la reseña sirva para que lean estos valientes poemarios.

  2. Muchas gracias, Santiago por esta reseña tan especial, tan tuya. Me ha encantado tú conoces mi estilo, mis obras y plasmas de forma magistral lo que el lector/ra va a encontrar en ellas. Gracias, Gorrión. Y muchas gracias a la revista Irredimibles por hacerlo posible.
    🙏🏻💯📚👏🏻👏🏻

  3. Gracias Rebeca, tu obra es muy especial por lo que contiene: lucha, gran poesía, entrega y sobre todo, mucho amor.
    Sigo recomendando este buen poemario por la necesidad que hay en la sociedad de abrir los ojos, pensar y aullar a las injusticias, porque tal vez muchos dirán: a mí no me pasa eso… tiempo al tiempo, “cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar”. Sabiduría del popular refrán.

Los comentarios están cerrados.

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