Beatriz Aragón es natural de Cádiz (1986), poetisa con varios poemarios publicados: Escala de grises (Cazador, 2017), El discurso del barro (Cazador, 2019) y La reina de los pájaros (Maclein y Parker, 2021). Además de las plaquettes: Los siete cuerpos de Sonia y El palomo cojo (2016).

Con su cuarto libro Wet Floor (Libros de la Herida, Colección Poesía en Resistencia, 2024) hace de la limpieza, empleada de profesión durante muchos años en la vida real, un concepto más profundo, creando un universo de ficción romántico, crítico y un canto a la dignidad.

¿Los poemas nacen del trabajo, de la experiencia in situ mientras estás en plena faena laboral o después del curro?

Los poemas, como norma general, los trabajo en estado de calma. Me explico, cada libro es un mundo. En el caso de Wet floor, el proceso creativo quizás en algunos aspectos fue diferente. Una vez que tuve más o menos fresco en las manos el concepto y vi clara la idea que iba a desarrollar, empecé a tirar del hilo conductor. La limpieza y todo su universo establece para quien lo habita (y todos de una forma u otra lo habitamos) un espacio común que te permite observar lo cotidiano con una mirada más honda. Esa mirada podríamos decir que serían las primeras notas, las primeras ideas que se quedan haciendo ruido en la cabeza. Y eso me ocurrió mientras estaba trabajando. Luego en casa procuraba hacer de ese ruido, poesía. Pero también pasaba algunas veces que esa idea ya venía en forma de poema. El propio pensamiento, a la par que la acción que estaba procurando en el lugar de trabajo, se escribía de forma natural. Por ejemplo, poemas como “Todo lo que ocurre / mientras limpio con esmero las ventanas / es lluvia” aparecieron limpiando los cristales. Sin embargo, había otros textos que exigían la calma, la soledad y otro método de trabajo para ser escritos. Exigían exclusividad. Más tarde, cuando ya tuve el corazón del libro, hubo que reposarlo y que trabajarlo mucho más. Tengo que decir que el mimo y la dedicación que la editorial Libros de la Herida ha puesto en este libro ha sido impecable y el resultado final de edición supera cualquier expectativa que yo pudiera tener. Enormemente agradecida con ellos.   

Me leí tu libro en un par de horas. Al cabo de unos días lo releí y en cada lectura, encuentro aquella frase que había anotado más impactante que la primera vez ¿Es lo que tienen los versos que quedarán en la memoria?

Supongo que es la intención del que lee, pero sí es cierto que este libro tiene diferentes lecturas. De cualquier manera en las primeras lecturas (y sobre todo en poesía) es verdad que se nos escapan muchos matices y la propia voracidad de la lectura te impide posar la mirada y solemos quedarnos como quien flota en una piscina. Pasa muchas veces, también en los textos que son más cortos. Los poemas cortos condensan mucho más el vapor de lo que se cuenta y por eso a veces cuesta más leer lo que no está escrito. Y, por tanto, también cuesta no escribir lo que se intuye.  

Los versos que quedarán en la memoria no sé lo que tienen que tener, imagino que una emoción colectiva que al final es lo que mueve al mundo: las emociones y la gente. Son los lectores los que ponen el ingrediente preciso para que un verso o un poema queden en la memoria. Los poetas solo podemos procurar que el texto emocione.

Saber usar las palabras es una forma de hacer limpieza en la conciencia de quienes tienden a ensuciarlo todo, ¿no crees?

Sin duda, las palabras son herramientas para la construcción del pensamiento en cualquier ámbito de la vida. Todos sabemos usar las palabras para contar la realidad común que compartimos con más tino o con menos. Limpiar ya es otra cosa: puedes procurar aclarar o agitar conciencias a través de ella o al contrario podríamos servirnos de la palabra para ensuciarlo todo. La palabra es un arma de doble filo y, aunque no le prestemos la suficiente atención, todos la tenemos debajo de la almohada. Limpiar y escribir se parecen tanto como escribir y ensuciar. Depende de la dirección que queramos tomar y de quien use la herramienta. Pero, como dice un verso del libro, hay cosas que no se pueden limpiar y será, pienso, que tal vez hay cosas que tienen que permanecer sucias para al menos ayudarnos a reconocer lo que está limpio. Pasa mucho más de lo que me gustaría admitir, pero limpiando muchas se ensucia más de lo que se limpia y cuando no es así, la limpieza en general dura muy poco para lo que cuesta.

Me ha parecido genial, Beatriz, que de un trabajo tan estimable y necesario como el de limpiadora (te lo digo para dignificar tus manos y tus días…) te hayas inspirado en sus funciones laborales para hacer poesía. No sé si en un futuro, adoptarás el rol de una asesina en serie, por poner un ejemplo, con el fin de llevar a cabo ¿otra “limpieza poética”?

Gracias por la parte que me toca, tengo las manos limpias o eso creo (ríe). La intención de Wet floor además de dignificar y contar una experiencia profesional desde el lirismo no tiene tanto que ver con hacer una limpieza poética, faltaría más. Tenemos la necesidad de etiquetar el mundo y en esta ocasión se ha intentado desnombrar, decir a través de la limpiadora lo que también es una limpiadora que no tiene que ver a la fuerza con la poesía tiene que ver con la persona, con el individuo. Puedes limpiar, de hecho casi todos limpiamos algo a diario y no ser solo ese instante en el que limpias. Tenemos esa tendencia a nombrarnos por lo que hacemos y no por lo que somos porque somos muchas más cosas de lo que hacemos. El oficio no nos puede resumir, pero lo hace demasiadas veces. Rebuscar en lo que somos mientras realizamos nuestro trabajo es la intención. No quedarte encerrada en una sola palabra.

No sé por qué camino me llevarán mis pasos, no es necesario saberlo. No creas que para escribir otro libro de poesía tenga que meterme en ningún rol ni nada de eso. El texto demandará el formato y, según lo que quieras contar, así serás o intentarás estar lo más cerca de encarnarlo. En el caso de Wet floor, yo misma estaba dentro del libro por circunstancias laborales, pero adoptar un rol no es una condición necesaria para la escritura, al menos en mi manera de entenderla.   

¿Aún queda mucha mierda por limpiar en estos tiempos que nos ha tocado vivir?

Si hicieras esta pregunta en cada tiempo de nuestra historia la respuesta sería la misma. Sí. Mi madre diría que es que nunca estamos contentos, mi abuela también lo dice y si mi bisabuela estuviese viva seguro que también. Son tiempos raros, pero es que la vida se mueve y queremos, no entiendo demasiado bien porqué, mantenerla quieta y limpia. Y lo que está vivo, está sucio. Nacemos sucios y sucios morimos.

Los tiempos son de esas cosas que no se pueden limpiar por más mierda que arrastren. Los tiempos solo pasan, y nosotros los vivimos mejor o peor.

Supongo que algunos políticos, gobernantes ¿ni con lejía ni amoníaco desaparecerán sus manchas no?

Más que manchas son heridas. Las manchas solo son la cicatriz de lo sucio pero la herida es lo que, cuando no se puede limpiar, lo pudre todo. Y no es que deje mancha, es que deja todo lo sucio en carne viva. La mancha es solo lo que alcanzamos a ver con nuestros humildes ojos pero al fondo de la mancha está el dolor floreciendo un día tras otro, imposible de paliar, imposible de limpiar.

Nadie se va nunca del todo” (Siempre queda un rastro…) ¿Qué escritores siguen dejando rastros en Beatriz Aragón?

Yo tengo el rastro de los grandes poetas muertos pero a esos ya los conocéis. El rastro de los vivos es del que te voy hablar aquí. Tengo el rastro de David Eloy Rodríguez y también de Yolanda Ortiz, tengo el rastro de Laura Casielles y el de Pablo García Casado, tengo el rastro de Beatriz Viol y el de Pedro del Pozo y así podría pasarme toda una tarde mencionando compañeros vivos, de los que agitan el mundo hoy.

Antes de despedir esta entrevista, me gustaría preguntarte por el panorama actual de la poesía española. Veo a mucho instagrammer, que por cientos de likes se creen que tienen un lugar de honor en la historia de la literatura ¿Las redes sociales son un filtro engañoso para la buena poesía o la prosa incluso ante tanta demanda y multitud de poetas o escritores? ¿Estamos educando mal a las futuras generaciones de lo que es un poema con calidad de la bazofia?

Bueno yo es que no soy demasiado crítica con la nueva poesía,  es más, ando bien atenta a lo que  hace la gente joven en redes. Me parece interesante ver cómo rechazamos lo que no conocemos o lo que no se parece a lo que conocemos. Eso de cualquier tiempo pasado fue mejor habría que ponerlo en cuarentena porque, para empezar, tiene que ver más con un sentimiento de nostalgia que con otra cosa y para terminar me parece demasiado presuntuoso por mi parte decir qué es la buena poesía y afirmar que la pasada o la de mi generación (que es como decir la mía) es la buena poesía. Se hace poesía y se usan los medios que actualmente se tienen, en este caso las redes sociales, muy bien. Yo también las uso, no pasa nada, no es peor el poema porque este tecleado en un móvil que escrito a pluma. No me siento capaz de decir que es un bazofia a algo que es tan subjetivo como un poema, y menos juzgar a la gente joven que está cerca de la palabra y usándola para contar algo que a ellos les parece importante. Bien por ellos. Bien por los likes que los animan. Bien por la poesía.   

Encantado de concedernos esta maravillosa entrevista y decirte que ha sido un placer para mi personalmente al igual que a irredimibles por tu visita y tu tiempo. Espero nos veamos pronto en un futuro libro y a disfrutar de tu Wet Floor como los lectores los hemos disfrutado. Un beso y abrazo, Bea.

Muchas gracias a vosotros por la dedicación y la compañía. Es un placer compartir este ratito de reflexión con vosotros. Un abrazo.

POEMAS DE WET FLOOR

CONCIENCIA

La revolución está en nuestras manos.

Cabeza alta y la dignidad posada en el pecho.

En esta lucha la toalla no se tira;

se recoge, se lava y se dobla.

El pulso del agua limpia

es capaz de transformarlo todo.

El frotar no se acaba nunca.



Pensaban que limpiaba de rodillas,

pero limpiaba siempre de pie.





LOS OLORES...

Los olores
desde el principio de los tiempos
te persiguen
y cuando te atrapan
te llevan a donde ellos
quieren que vayas.

Te hacen presa de un recuerdo
hasta que se evaporan.

A mí, a menudo,
me secuestra la lejía.

Karim Ali

Desde hace varios años, encontré en el universo del relato corto, un camino donde explayar mis inquietudes: críticas sociales, políticas, lírica, sarcasmo, humor. Risas y llantos. Poco a poco voy pillando el hábito de construir una historia sólida que mantenga el interés del lector desde la primera hasta la última sílaba. 

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