Alba Irene González nació en Barcelona en 1988. Es licenciada en psicología y realizó la formación sanitaria especializada. Actualmente ejerce en un Centro de Salud Mental de Adultos de Barcelona. Ha cursado piano clásico y está finalizando el grado profesional de piano moderno en el Conservatorio del Liceu.
Desde hace años compagina la psicología y la música con la escritura. Ha sido premiada y finalista de varios certámenes de poesía, ha colaborado en la revista Almiar, La veu de Torre Llobeta y Mensa España. Algunos de sus poemas han sido seleccionados y publicados en el libro de Voces Nuevas (2020) de la editorial Torremozas. En 2023 publica con Olé Libros el poemario Detrás de los espejos; obra finalista del Premio de Poesía Eloy Lozano 2022 y del III Premio Internacional de poesía Joven José Antonio Santano 2023.
(De: XXXIII Selección Voces Nuevas) La distancia de las islas Te esculpes hacia dentro como un hueco. Ser de cueva. Tu padre te decía: No refugia la humedad, solo la roca. ¿Recuerdas que llorabas cuando arrancaban las hojas de morera? De pequeña ya eras rara, querías recoger el rímel de los camerinos te interesaba poco la función y te daban pena los payasos. Al llegar a casa te aprendías el nombre de las islas. Mujer rara. Ser de cueva. Reconoces el azul tirando a gris de Montparnasse y de los ojos marrones que están tristes, la soledad elevada de los puentes los días a los que llamaste días-lejos, la distancia incorruptible de las islas.
(De Detrás de los espejos) Una habitación propia (A room of one’s own). Algunas almas poseen un ruido interno que perturba cuestionan toda forma impuesta de existencia, se desprenden, como nubes de verano empapando los rosales de Kew Gardens. En los funerales se enojan al ver un corrillo de voces que apenas saben nada del difunto, la corona de flores con su banda tendida a los gélidos pies de un ataúd. Piensan en el día en que fallezcan; en un día como ese, quisieran al menos elegir sus propias flores, al menos encontrar su propia habitación (a room of one’s own). El quejido, como un ruido mudo que molesta apresado se dilata e intenta traducirse en poesía. Una música en el fondo de una caja de madera esperando a que alguien la descubra. Se impone el compromiso urgente de comunicar al mundo que cada cual encuentre su propia habitación. Un día se desprende irónica una luz; la indolencia de quien cree que ha perdido la partida. Requiescat in pace. Debajo de los ríos naufraga su vestido vencido por las piedras.
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