Lo siento mucho… ¿O no es para tanto?

—¿Qué puedo hacer por ti?

—Nada, gracias.

—Pídeme todo lo que quieras.

—Nada, gracias.

—¿Después de salvarle la vida a mi hijo? ¡Insisto!

—¿Puede usted resucitar a los muertos?

—A-Diós y gracias.

“Mientras siga vivo en nuestra memoria,

jamás morirá.”

Si la muerte sobrevive a los recuerdos

la vida es un puzle de neuronas

disecadas en el tiempo

que vuelven a danzar

y, quizás, eso sea el cielo.

Por el mismo camino

de cuando eras cuerpo y mente

ahora te imagino

envuelta en alma.

El mismo sofá, la taza de té,

la serie de la 1 en modo “pause

esperando a darle al botón

que te retome a la vida.

En la calle, aquella tienda… 

doblando la esquina

deseo un encuentro fortuito

que me pare el corazón

y seas tú quien materialice

nuestro reencuentro sideral.

Cuando eras cuerpo y mente,

ocupabas el vacío

que ahora imagino

contigo, pero sin ti.

Algo así como pintar un cuadro

de todo lo vivido

y ser un simple espectador

que observa en la distancia

la ausencia de quién, cuéndo y cómo lo pintó.

O simplemente eso es la vida…

cuando alguien desaparece, nunca mira atrás.

¡¡¡NUNCA!!!

“Descanse en paz.”

Que se lleven el descanso y dejen aquí la paz…

“¡Qué Dios lo tenga en su gloria.!”

¡Por Dios! ¡No seas egoísta!

“Quien crea en mí, vivirá eternamente.”

Pero… ¿Se puede saber dónde?

“Así en la tierra como en el cielo.”

Y aquí en el infierno.

“No hay nada después de la muerte.”

¿Entonces tampoco hubo algo antes que la vida?


Descubre más desde

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo