Solo para ti Voy a pensar un poema para ti. Voy a pensarlo mucho y luego no lo escribiré en ningún lado, ni siquiera lo dejaré en mi memoria. Lo olvidaré tan pronto sea pensado y será solo para ti. Jamás lo recitaré ni lo mencionaré en voz más alta que un susurro en tu oído. No será más que tentativa, una provocación a que tus ojos me miren un segundo más, a que tus labios me busquen otra noche. Entonces estará completo el poema, ese que jamás escribí y que, sin embargo, es solo para ti.
Cálculos Haciendo el cálculo de las distancias que nos impiden estar juntos. Meto en la juguera los compromisos, las salidas de fin de semana, las tareas cotidianas, el trabajo y el estudio. También el tiempo que toma ver una serie o película, los trayectos en auto para vernos, los momentos de lectura, una o dos idas al baño. A eso le sumo 6 horas de sueño (a lo menos). ¿Cuánto hace que no estamos juntos? El día con sus 24 horas, y la agenda que se nos aprieta y el cansancio y las interrupciones y los llamados o actualizaciones constantes. Veo la hora y el reloj no hace más que confirmarme que en un rato ya estaré contigo, pero será solo un rato antes de dormir.
Veamos Veamos esta noche que no es distinta a cualquier otra. Veámoslo a usted (que soy yo) solo en su habitación. Piensa, piensa en libros, en hojas huérfanas de palabras con las que usted trasgrede pretenciosa y desmedidamente la belleza nívea del papel. Veámoslo con atención, hiriendo en tinta aquella piel que no lo merece, pero que usted con sus ojos rojos e idos insiste en ennegrecer en eso que le ha dado por nombrar inspiración (o ego, que es lo mismo). Entonces usted lo tiñe todo oscuro, negro profundo como el abismo de Nietzsche. Busca remediar lo irremediable con la toxicidad de un verso mal escrito, poco pensado, bien irrespetuoso.
Dios está aquí A la distancia un eco irrumpe como un trueno mientras tú y yo nos besamos, unidos en ese abrazo confuso del amor, ese tira y afloja que no lleva a ningún lado a la vez que me llena de ilusiones. Más cerca, pero a una distancia razonable, Un grupo de religiosos corea “Dios está aquí” Y en efecto, aquí lo tenemos, al lado, sapeando mientras nos comemos, constatando las lesiones del amor. Viejo voyerista ese dios, pero peor sus seguidores que lo delatan a gritos, haciéndome perder una buena erección.
Mauricio Rojas
Escribo un poco para escaparme y otro tanto para encontrarme. También para llenar esos vacíos y poner en duda todo aquello donde se presuma certeza. Por último, escribo por contradicción, por impulso y por necesidad. En palabras de Lihn: “porque escribí estoy vivo”. Además de escribir, en Irredimibles coordino las publicaciones en Instagram.
¡Vaya poemario, Mauri! Una carta a elegir. Destaco el tono desenfadado, rozando el humor entre negro y amarillo (el último poema, bien podría servir para unas coplas del carnaval de Cádiz, ojo esto es un cumplido). En definitiva, un carácter irredimible.