Amanda Sorokin | Fotografía de Mariano J. Sánchez

Dice Luis Alberto de Cuenca que Amanda Sorokin tiene un discurso propio y único. Una poesía de profundo pensamiento que ha convertido a esta poeta salmantina en una de las mejores voces jóvenes del panorama lírico español. Muestra de esto es su nominación como finalista para el Premio Adonais de Poesía Joven 2022

“Las Alas de las Polillas”, editado por Bajamar es la primera publicación de María Esteban, la mujer cuyo heterónimo es Amanda Sorokin. Un poemario construido sobre múltiples sentidos, temáticas, formas y disciplinas que deslizan un interés de la autora por alcanzar el origen, el origen de todo.

Amanda Sorokin nos ha regalado una muestra de su excelente poemario a los lectores de Irredimibles, un poema escrito durante su estancia como estudiante en Barcelona. Una reflexión desde el mismo centro de la ciudad.


Domingo en la Plaça Catalunya

(Barcelona, junio 2017)

De Amanda Sorokin, en Las alas de las polillas

Los domingos existen, ¿tú lo sabías?

Yo no.

Creía que los domingos eran un constructo social

como cualquier otro. Y era mejor despreciarlo,

hacer como si no estuviera,

porque, igual que a ti, me irritan las fronteras artificiales.

Pero no.

Se llama domingo a una consciencia salada

(¿Amarga? ¿A qué sabe este empacho de matices?)

que existe, vaya si existe, existe

al margen de su arbitrario nombre. 

Discutiremos toda la vida si precede la esencia

a la existencia, y los términos a los conceptos

o al revés, pero

¿tú lo sabías?

Ya existían los domingos antes de que yo naciera,

y antes de que nacieras tú, que eres eterno

como el lenguaje, los océanos y la sabiduría popular.

Esta luz dudosa de nubes,

el sopor celeste e involuntario

que nos vuelve taciturnos y nos lleva de paseo por inercia

no pudimos inventarlo nosotros.

Nadie es tan listo ni tan creativo

y ningún hombre ha estado tan triste.


Amanda Sorokin es uno de los heterónimos de María Esteban Becedas (Salamanca, 1995), con quien comparte solo la mitad de su biografía y educación sentimental. Estudió Filología Románica entre Salamanca, Coventry, Barcelona y Madrid, antes de embarcarse en una tesis doctoral sobre poesía y canción de autor extremadamente interesante y que no convence a casi nadie. Ha trabajado como azafata de congresos, actriz de doblaje, traductora literaria, correctora ortotipográfica, curadora de canciones y librera de viejo. Habla cinco lenguas vivas y dos muertas pero no ha aprendido a sujetar bien el lápiz. Tampoco toca la guitarra. Abandonó el tiro con arco. Las alas de las polillas, escrito durante su estancia en Barcelona y unas breves vacaciones en Siracusa, es su primer libro editado.

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