Club Poético: Carlos Horacio Díaz

Carlos Horacio Díaz, nació en San Jorge, una pequeña ciudad situada en el centro oeste de la provincia de Santa Fe en Argentina. De pequeño sentía fascinación por la ciudad de Rosario, la cual sólo veía a través de la televisión. Su decisión de estudiar en una escuela técnica la carrera de construcciones y luego ingresar a la facultad para seguir arquitectura lo llevó a la edad de 15 años a establecerse en ésta para continuar con sus estudios. El desarraigo de su familia fue duro, pero poco a poco, fue haciendo de Rosario su lugar en el mundo, radicándose definitivamente en esa ciudad que tanto ama. En el año 1996 se recibió de arquitecto en la Universidad Nacional de Rosario y ejerce su profesión con la misma pasión con la que escribe. Su poesía es concreta, busca atrapar el instante en que suceden las cosas, sobre lo que fue, lo que pudo ser, lo que debió o no debió ser; sobre la grandeza de las cosas simples de la vida y su tremendísima delicadeza donde todo puede terminar en un instante. En sus versos, la muerte se respira, pero a la vez se acepta. Hay una búsqueda por la espiritualidad y ese halo desconocido que rodea la realidad de las cosas. Una clienta-amiga, a la que le proyectó su vivienda, leyó sus poemas y le preguntó «¿Qué vas a hacer con todo esto?» Esa pregunta lo motivó a adentrarse más en el mundo de la escritura y comenzó un taller literario con la escritora Beatriz Actis al cual concurre en la actualidad. Está en la búsqueda de publicar su primer libro de poemas.


Paraguas Somalí

 

Compré

el paraguas de un Somalí.

Con el dinero,

fue a comprar municiones.

Con el paraguas,

me protegí

de una mísera llovizna.

Gotas de sangre

cayeron sobre la calle.

 


Lluvia sobre el río marrón

 

Llueve

una alfombra marrón

serpenteante entre alisos

se llena de esquirlas plateadas

Lo miro desde la barranca

Nunca el mismo río.

 


 

Gota

 

Podrías haber sido

río

nube

o tempestad

pero acabaste

rasguñando un vidrio

para no caer en picada

bien sabés que tus días

terminarán al llegar

al antepecho

te oculto con mi aliento

tras la bruma

de una mañana de invierno

ya no serás nada

al menos que te juntes

con otras suicidas

quizás alguien te diga

que te pareces a un escalador

al que se le corta la cuerda

o a algunos de mis amigos

que se quedaron

en el pueblo.


 

LA LLUVIA DE LAS SIETE

 

Siete AM,

último día

de un fin de semana largo,

llueve.

dan ganas de seguir durmiendo.

Hace tiempo que la cama

es más ancha.

Hay espacio,

me giro hacia la derecha,

hacia ese lugar

que nadie ocupa,

allí donde la ventana trae

el viento del sur.

Afuera el agua cae

desde la canaleta rota,

crepita en la palangana

como un leño.

Eso me hace pensar

que seguro habrá días mejores.

Adentro suena

la alarma del celular,

me tiento a posponerla

diez minutos,

pero hay que levantarse

para dar curso al inconciliable

teorema de dar

y luego esperar a recibir.

Abro el portón,

la lluvia moja,

despejo una incógnita

y resuelvo el teorema,

el resultado tiene

signo negativo.

En el Club Poético de Irredimibles se dan cita poetas inéditos, poetas publicados, poetas amateur, poetas noveles, poetas profesionales, rapsodas y quienes se acerquen al mundo de la lírica en cualquier formato de la mano de Victoriano Campo y Laura Márquez.

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11 comentarios

  1. Hermosos poemas, Carlos. Felicitaciones.

    • Gracias Mafer, fuiste como una madre para esta publicación, como la madre de aquel niño que en pandemia crecía y había que renovarle su guardarropas, algo casi imposible como sacarlo un rato al parque para que corretee libremente y descargue la energía de niño.
      A mis cercanos, les cuento sobre esto de volver a encontrarnos. La comunión que había en Fuentetaja, ahora habita en Irredimibles y nosotros intentando plasmar en un papel lo que corre por nuestras venas, alimenta el pensamiento y emociona al corazón, mientras el alma nos dicta.
      Siempre dije que me diría poeta el día en que gane algún concurso; esto es parecido porque gané y mucho.
      Gané en volverlos a encontrar, gané con el permiso de todos para compartir mis letras… quizás ahora, me saque el peso de la vergüenza y me nombre poeta.
      Cierro mí gratitud con una devolución a tu critica de años pasados… aunque fríos y húmedo, hoy el cielo de Rosario, tiene otro color.

  2. Hermosos poemas, Carlos. Felicitaciones.

  3. Excelente!!! Su poesía guarda e irradia calidez. Me lleva a visualizar con tanta realidad lo que describe…. hasta en sus metáforas. ADELANTE CARLOS…y MIS SINCERAS FELICITACIONES!!

  4. Excelente!!! Su poesía guarda e irradia calidez. Me lleva a visualizar con tanta realidad lo que describe…. hasta en sus metáforas. ADELANTE CARLOS…y MIS SINCERAS FELICITACIONES!!

  5. La palabra perfora la simpleza aparente. De pronto una gota es un dique que se parte. Así el la poesía de Carlos. Hermoso

  6. Gracias Mafer, fuiste como una madre para esta publicación, como la madre de aquel niño que en pandemia crecía y había que renovarle su guardarropas, algo casi imposible como sacarlo un rato al parque para que corretee libremente y descargue la energía de niño.
    A mis cercanos, les cuento sobre esto de volver a encontrarnos. La comunión que había en Fuentetaja, ahora habita en Irredimibles y nosotros intentando plasmar en un papel lo que corre por nuestras venas, alimenta el pensamiento y emociona al corazón, mientras el alma nos dicta.
    Siempre dije que me diría poeta el día en que gane algún concurso; esto es parecido porque gané y mucho.
    Gané en volverlos a encontrar, gané con el permiso de todos para compartir mis letras… quizás ahora, me saque el peso de la vergüenza y me nombre poeta.
    Cierro mí gratitud con una devolución a tu critica de años pasados… aunque fríos y húmedo, hoy el cielo de Rosario, tiene otro color.

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