A estas alturas de la historia de la literatura, recomendar un libro de relatos de Eloy Tizón es un tópico literario. Pero aquí estoy, escribiendo unas notas sobre su reciente recopilación de cuentos, “Plegaria para pirómanos” (Páginas de Espuma), el cuarto as en las manos de los lectores de Tizón después de “Velocidad de los jardines”, “Parpadeos” (ambos editados por Anagrama) y “Técnicas de iluminación” (Páginas de Espuma).

Cuando analizo un libro de relatos me gusta hacer una breve sinopsis de cada uno de los que lo componen. En el caso de “Plegaria para Pirómanos” eso me resultaría casi imposible ya que en la literatura de Eloy Tizón y, más aún en este último trabajo, la trama es mínima, secundaria. La clave de su escritura está en el estilo, en la exploración, en la metaliteratura y en la reflexión.

Sin embargo, voy a intentarlo:

“Grafía” es el relato que abre el libro. Un hombre llamado Erizo recibe el misterioso encargo de realizar un prólogo de una escritora superventas. Nos encontramos con el texto más narrativo de la recopilación a diferencia de sus anteriores obras donde los relatos más narrativos eran los últimos. Pero cuidado, ya en este primer relato nos encontramos a un Eloy poeta más experimental que ejecuta técnicas narrativas vanguardistas, explora una estética citacional, apoyando la narración en epígrafes que, sin complejos, explica al final del relato.

En “El fango que suspira”. Un guionista llega a su casa y se encuentra con que su vecina ha muerto. A partir de ahí nos encontramos con un inventario de cosas por hacer cuando uno muere. Una lírica visión de la muerte más burocrática, cancelar cuentas, gestionar seguros. Una fiesta de enumeraciones. Un estribillo que se repite cada cierto párrafo. «Te marchas ya Erizo?¿Tan pronto?.» Si, Erizo va a ser un personaje recurrente en muchos de los relatos del libro. Este relato contiene su propia reseña «Odias los finales abiertos» Un relato sobre la muerte que, como la vida, solo puede terminar con un poema.

El tercer fragmento del libro, titulado “Agudeza”, contiene una trama casi imperceptible sobre un segundo mejor amigo y unas lentillas o sobre una ruptura en un restaurante, y nos volvemos  encontrar con Erizo. También nos vemos ante un cambio de narrador, de nuevo, un estribillo que se repite: «Tengo un grifo mental que no se cierra nunca.» Nos topamos con un Eloy Tizón posmoderno, poscuentista, dispuesto a utilizar la ironía y el humor para reírse de sí mismo, de sus tramas livianas y fragmentadas:

«- Tu historia está llena de agujeros – acusó ese alguien.»

“Dichosos los ojos” es la siguiente parada para pirómanos.¿Es Eloy Tizón tu escritor favorito? ¿Eres de los que piensa que se trata de un maestro de la prosa poética y de las enumeraciones? ¿Eres un pirómano en espera de una plegaria o una cerilla? Dichosos los ojos es tu relato, una fiesta de enumeraciones, un relato en una bella prosa poética en la que el Eloy Tizón de Velocidad de los Jardines se desata frente a sus lectores más fieles. Belleza hecha relato.

Casi una fábula es “Mi vida entre caníbales”. Una fábula cortita con un narrador en primera persona del plural (un grupo de teatro femenino), alrededor de un suceso del que no sabemos nada.  Aquí tenemos un cuento diferente, distinto a lo que escribe Eloy, como si quisiera mostrar el backstage de sus relatos.  

Erizo vuelve a la carga en el sexto cuento, “Ni siquiera los monstruos”. Desde un Detroit en capitalistas ruinas hasta una desconocida república africana nos encontramos con un Erizo fotógrafo encargado de hacer una foto. En este relato, como en los demás, vamos a encontrar una sutil sacudida de los géneros literarios. Desperdigados por la narración aparecerán aforismos o poemas.

“En Detroit llueven gallinas”

“El miedo tiene una ventaja sobre el valor: que siempre es sincero”

“A partir de cierto punto todo es caída”

Una mujer interpela sin parar a su marido, Magnes, en el siguiente relato “Anisópteros”. En el juego de intersecciones entre los relatos descubriremos que la narradora fue parte del grupo de teatro que protagoniza el quinto relato y más adelante, que tuvo un novio llamado Erizo. Un relato que es la antesala de una ruptura o del inicio de la escritura.

“¿Escribir, dices? No, gracias. Yo no quiero escribir. Lo intenté una vez. Buf. Qué pesadilla. Fue como perseguir patos. Una jaula de patos se abre, se escapan todos y tú tienes que atraparlos. Buf. Corren en direcciones opuestas, los patos, las ideas, es imposible, cuando agarras una frase se te escapa otra, no puedes. Patos y más patos. No, gracias.Escribir es eso, o peor. Como perseguir patos.”

“Cárpatos” es el octavo texto del libro. Otra vez Erizo difuminado en la trama. Un relato delirante o lisérgico o ansiolítico en el que la visión del narrador y la del lector se funden bajo los efectos de la medicación.

“Una liebre aparcada en doble fila”

Ya en el primer relato del libro “Grafía”, Tizón nos adelanta el final en este juego metanarrativo que contiene el libro, «Más que un relato al uso, aspiro a que sea una carta (¿de despedida?). El cierre para un futuro libro.». “Confirmación del susurro” es una carta que Leonard Cohen (supuestamente, no se le nombra), escribe al amor de su vida, Marianne Ihlen y se transforma en un texto que se sacude los géneros y pasa de la epístola a la poesía el aforismo y roza el ensayo.

Eloy Tizón (Madrid, 1964) es autor de cuatro libros de cuentos: Técnicas de iluminación (2013), Parpadeos (2006) y Velocidad de los jardines (1992 y 2017); de tres novelas: La voz cantante (2004), Labia (2001) y Seda salvaje (1995); y del ensayo literario Herido leve. Treinta años de memoria lectora (2019). Ha sido incluido entre los mejores narradores europeos en la antología Best European Fiction 2013, prologada por John Banville. Ha dirigido el I Festival del cuento literario en España TorrijosCuenta.

Efectos secundarios de leer los relatos de Eloy Tizón:

  1. Ya nunca más podrás volver a leer un relato de Carver o Kjell Askildsen de la misma manera. El matrimonio, los amigos, los Chevrolets, la vejez, o en especial la socialización dejarán de ser desoladoras.
  2. Tus reseñas se llenarán de imágenes poéticas. Mientras las escribes pensarás que eres el mejor narrador de la historia, después de una coma te das cuenta de que piensas demasiadas cosas. «De tu escritor favorito siempre puedes aprender.»
  3. Avanzarás en la lectura y , en un momento dado, te acordarás de aquel párrafo con enumeraciones tan bellas que ha vuelto a tu mente de la mano de una escena de tu juventud. Volverás al libro a buscar el párrafo. Pero ya no lo encuentras, porque o el párrafo ha cambiado, o tú has cambiado.
  4. Nadie pude leer dos veces el mismo relato de Eloy Tizón. Ni el relato es el mismo, ni el lector es el mismo.
  5. Te preguntarás ¿Cómo puede ser que la vida quepa en un poema? Y después de advertir que la vida se derrama por los márgenes te darás cuenta de que se trata de un relato, o de una prosa poética. O algo así. Nunca lo averiguarás.
  6. Notarás que el lenguaje florece desde las raíces de los árboles que se utilizaron para hacer el papel de este libro.
  7. Pensarás: En estos relatos no hay trama mientras te enredas en una urdimbre. ¿Cómo he acabado aquí si yo solo buscaba una farmacia de guardia?

En definitiva, en  Plegaria para pirómanos, Eloy Tizón lo ha vuelto a hacer. Ha escrito un libro de esos que se releen, que en cada lectura el lector completa de forma distinta. Un libro cuya sensibilidad en el lenguaje puede absorberte. Un libro lleno de poesía que no defraudará a los lectores que lo siguen fielmente.

Y también:

Un libro desencorsetado. En el que aplica técnicas más posmodernas. Diluye géneros. Mezcla prosa, poesía, aforismos y roza el ensayo filosófico. Explora con las referencias literarias y con las autorreferencias, diluye los personajes y las tramas. No elude la metanarración y un juego de crítica literaria y reflexión sobre el oficio de escribir. Un libro lleno de víveres para afrontar los próximos diez años de soledad con los que el autor dejará a sus lectores para volver más musculoso, más Eloy Tizón.

«La escritura es una modalidad de entrenamiento que solo sirve para entrenarse más.»


Plegaria para pirómanos

Eloy Tizón

Editorial: Páginas de Espuma

Año: 2023

Paginas: 192

24 x 15 cm

ISBN: 978-84-8393-336-7


Pablo Llanos Urraca

Colaborador en publicaciones literarias. Ha publicado el poemario “Manual de Modelado de Corazones para Hombres de Hojalata” (Ed. Cuadranta, 2022) y artículos en revistas como Quimera, Culturamas, Purgante o Letralia. Sus relatos han sido publicados en publicaiones como Orsai, Librújuja, Pluma Fanzine, Madera Berlín o Pappenfuss. Cocreador del magazine Irredimibles.

2 comentario en “Reseña de “Plegaria para pirómanos” de Eloy Tizón.”

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