
Desde joven, la literatura fue mi refugio. Comencé escribiendo cuentos, aprendiendo con el Conde Laiseca, y luego me dejé llevar por la poesía. Mi camino fue de descubrimiento y exploración, con altibajos, pero siempre con la literatura como compañera constante. Publiqué algunos de mis cuentos mediante concursos literarios. Y sigo escribiendo cuentos de vez en cuando, pero siento en la poesía algo más de intimidad. A los 44 años, sigo buscando aprender, estudiando para ser profesora de lengua y literatura en el IES Nro 1. Mi amor por las palabras es mi motor, y mi deseo es compartir esa pasión con los demás.
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Soy la muerte
Adormecida en las cadenas
De un porvenir
Que no para de llegar
Y llegar
Soy, pero quiero respirar
Quiero sentarme en el mar y
Absorber el sol
Con todo el pecho
Con todo el corazón negro
Henchido de soledad
Soy la muerte
Se me cierran los ojos
Soy la muerte
Ahora voy a soñar
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Quizá la noche se tragó
Lo que de mí quedaba
Y no escribo
Porque me sobran palabras
Pero tengo el silencio
Más grande que el alma
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Bajo y me sumerjo
En el algoritmo
Para que me devuelva
A mi lado más posible
Y en un páramo muerto
Me vacío intentando
Pero los verbos
No me hablan más
Ahora yo espectro atormentado
Que por laderas de ceniza
Sube y baja reptando
Me pregunto:
¿Podré encontrar el regreso
sin las migas de pan?
Me consuelo igual
Así, no encontrado
Siendo ausencia presente
Lluevo, pero en el agua
Todavía me siento de barro

En el Club Poético de Irredimibles se dan cita poetas inéditos, poetas publicados, poetas amateur, poetas noveles, poetas profesionales, rapsodas y quienes se acerquen al mundo de la lírica en cualquier formato de la mano de Victoriano Campo y Laura Márquez.