Versus es el lugar donde se van a encontrar dos poetas. Quizás en duelo o tal vez en comunión. ¿En qué punto del surco lírico pueden encontrarse dos poetas de diferentes generaciones y mares? Una nacida a orillas del Meditarreno, la otra del Cantábrico, publicadas por primera vez en la misma editorial. Sus palabras nos marcarán los caminos que han recorrido en la poesía y disfrutaremos con sus poemas y con la experiencia de sus pisadas.
Paula Peris
Paula Peris: Poeta, filóloga y correctora de estilo. Creadora y miembro de CreAcción Poética Grupo @grupo.creacc. Trabajo con niños y también soy Profesora de Hatha Yoga y Kundalini Yoga.
¿Qué es para ti la poesía?
Desde un punto de vista formal el texto que quiere de ser poema ha de tener ritmo, imagen, analogía…
Y aunque estoy totalmente de acuerdo creo que hay otro plano más vital. La poesía es una intención, una manifestación de la vida, una manera de expresar que estamos vivos y de reivindicar nuestro derecho a estarlo y a comunicarnos.
¿Por qué escribes?
Como cité en mi poemario Dar nuevo uso a las cosas muertas: “Escribir es para mí una necesidad vital, como respirar, como hablar. Es el anhelo de llegar a alguien y de sentirme comprendida, el deseo de expresarme con eficacia. La poesía es para mí esa puerta entre la mente y el corazón donde reside la auténtica voz.
Es una unión entre personas, una red interconectada donde nada nos es ajeno, donde todos somos uno.
Necesito la soledad para escribir, pero al mismo tiempo me reconozco en el resto como gotas de un mar inmensamente profundo donde el lector puede también identificarse y reflejarse.
Escribir es para mí una terapia:
reconocer el dolor y transformarlo,
reconocer el amor y no esconderme”.
¿Qué estás leyendo ahora?¿Y escribiendo?
Estoy terminando Caníbal, de Tulia Guisado y Ex vivo, de Sara R. Gallardo (y no quiero que se acaben, lo alargo y lo alargo…) y lo compagino con Abril (and the cruellest months), de Isabel Castelao-Gómez, La cesta del lobo de Raquel Ramírez de Arellano y Milicia, de Adolfo García Ortega. Es curioso que hasta las portadas se parecen…
Por otro lado voy saltando páginas de Hatha Pradipika y los Yoga Sutras de Patanjali y cada vez me enamora y me sorprende más la sabiduría de un tiempo tan remoto.
En novela estoy releyendo por enésima vez La inmortalidad, de Milan Kundera.
(De pequeña me sorprendía y desconcertaba que mis padres leyeran varias cosas a la vez…quién me lo iba a decir, que ahora lo iguale o tal vez incluso sobrepase…)
Cada mes estoy preparando mis textos para la convocatoria mensual del SLAM Vlc y terminando mi segundo poemario Todo lo que nace, que salvo algún aspecto de última hora ya está terminado.
SOY LA HIJA DEL SOL No adivino tu sonido, gutural hebra de murmullo líquido que en danza apócrifa se arrastra denso. No me alcanza tu voz de ayuno, tu miseria calma rebela intacta tu palabra ahogada, tu gesto de merma. Sin más observo el atónito espectáculo de tu mano en despedida. Y necesito gritar cuando pase un tren por el túnel. Sacar todo el dolor. Doler de una vez, entero, compacto, de tan rota reconstruirme. Gritarme hasta el final de todas mis grietas. Rabiarme el grito, de nada sordo, bien sonoro. Necesito gritar que no regresen tus párpados caídos. Si al nombrarte desaparecieras… HUMANO que escupe al espejo, que embiste a viva voz de blanco vendaval cuando rompe el cielo. Como un regalo que cae de lo alto, del filo de una mano voraz arrastran tus pasos de níquel. Todos los rotos me pasan sus trozos de amorfa espera. Pero aún no me imagino a un palmo de la tierra saboreando el barro. Ni persigo la savia etérea ni el sueño ahumado. Aparto el bastón de la rutina, la batalla empastillada de la soledad que nos permite bostezar anotando tu sueño recurrente. Paula Peris
Mónica Fernandez Fraga
Mónica Fernández Fraga (Ourense, 1994). Estudié administración. Desde pequeña he escrito poesía, en parte por herencia de mi padre, aunque nunca había llevado la escritura al nivel de publicarla. En el año 2021 tuve la oportunidad de hacerlo y de ahí nació “Conexiones”, mi primer y hasta ahora único libro.
¿Qué es para ti la poesía?
Para mí la poesía es una vía de escape, es el momento del día que me permite detenerme a pensar en todo aquello que siento y poder plasmarlo. En un momento difícil de mi vida fue la mejor forma de desahogo que podría haber encontrado, recibiendo de ello fuerzas que no conseguía obtener de nada más, un motivo para volver a dedicarme tiempo a mí misma y un mecanismo infalible de introspección. Podría decir que la poesía me ha salvado de los peores momentos de mi vida.
¿Por qué escribes?
Escribo para sacar fuera de mí todo aquello que llevo y poder verlo desde un punto de vista diferente, para disfrutar de un momento del día que me ayuda a entenderme mejor a mí misma y compartir con la gente los sentimientos que, a fin de cuentas, todos llevamos dentro. Aunque escribo desde pequeña, y no siempre fueron esos los motivos. En cada momento de nuestra vida, encontramos diferentes significados a las mismas cosas, lo cual me hace sentir que la poesía, al igual que toda la demás literatura, está llena de belleza y nos acompaña toda la vida, sea cual sea el momento.
¿Qué estás leyendo ahora?¿Y escribiendo?
Ahora mismo estoy leyendo la saga de Crónicas Vampíricas de Anne Rice, en este momento voy por el segundo libro “Lestat el vampiro” y por otra parte, estoy leyendo la antología poética (1980-2017) de Luis García Montero.
En este momento sigo escribiendo poesía, aunque por ahora no tengo un proyecto de publicar otro libro, ya que el primero aun está muy reciente. En un futuro me planteo publicar algún otro libro. Además, estoy probando a escribir relatos cortos y viendo como me siento intentando otras formas de literatura.
Sonrío porque llevar la sonrisa por bandera puede crear flores de los campos quemados, puede hacer rascacielos de los edificios en ruinas puede hacer que las polillas se conviertan en hadas y curarte el alma de cualquier herida. Sonrío porque la vida se mide en sonrisas y hoy más que nunca, quiero estar viva, sonrío porque los fantasmas del pasado se sienten abrumados cuando saco los dientes, porque mi alrededor se contagia de luz y también sonríe, y eso también es vida. Sonrío, no por falsa coraza sino por desnudarme de miedos, de rencores para mostrar mi fragilidad y mi fuerza. Sonrío, porque si no lo hiciera, no me quedaría nada. Mónica Fernández Fraga