Juan Peregrina Martín (Granada, 1978). (Fotografía de Juanmi García)
En 2000 publica A deshoras, en 2006 Soledad amante destino y en 2014 Estigma y Artificio (firmado por Isaías Gálvez y Jesús Montalvo); publicó un par de cuadernos de arte sobre Velázquez y Picasso. Junto al diseñador Luis Castellón publicó Libro carmesí de las XXI cantatas sacrílegas y Brandewijn. Participó en antologías de relato y microrrelato como Granada en cuento de 2002 o Eros y Afrodita en la minificción (México, 2016), coordinado por Dina Grijalva.
Ha escrito prólogos a poemarios y reseñas en medios como Ideal o Quimera: en esta revista y en su blog Me no know nothing de wordpress ha entrevistado a Rodrigo Fresán, Esther Peñas, Patricia Esteban Erlés o Miguel A. Zapata, entre otras figuras literarias. Impartió clases de ELE y trabajó en Editorial Nazarí.
Actualmente es profesor de cuento en la Escola d’escriptura del Ateneu Barcelonès.

Su último poemario es «El amor del Clown», Bajamar, 2024. Del que podemos disfrutar de los siguientes tres poemas.
Autor/a | Juan Peregrina Martín |
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Colección | Avanti |
Volumen | 29 |
Número de páginas | 74 |
Año de publicación | 2024 |
ISBN | 978-84-129564-9-8 |
Formato | 150×120 mm |
RIMA INTERNA
Una de las consecuencias del aprendizaje en cualquier aspecto de la vida es el no volver la vista atrás: si aprendemos a deconstruir la forma de ver a la otra, al otro, coincidimos en el salvaje alarde que seria armar las piezas de nuevo conforme al ayer que pretendemos olvidar.
Pasar página a tanto prejuicio nos cicatriza
LEOPOLDO MARÍA PANERO
(EN EL SANATORIO DE LAS HOJAS QUE SE HUNDEN)
Con el aliento de azahar presumes
de la vida y la muerte, viento y sable,
suerte de variaciones con el clave
de lenta y torpe mano vil que asumes
como tuya. La perfección no existe
si no es invento personal, misterio
que pueblan cuerpos en el cementerio
de signos que inyectaste y te bebiste.
Oh, la historia de la literatura
-disciplina dispuesta a obviarte- puede,
metátesis de células aparte,
contagiar y pudrirse al ser clausura
de quien no se vendió ni del que cede
su alma a otra cosa que no sea el Arte.
DESPEDIDA DEL CLOWN
Aplausos y el telón se viene abajo,
roja metáfora de su existencia:
se quita el gorro de payaso, esencia
de su actuación y todo su trabajo.
Por supuesto el futuro lo atropella
entre las luces de su camerino:
todo termina pronto, y el destino
le desmaquilla el alma en fiel querella
Queda el actor ausente y el gaznate
prendado con la risa impertinente
del auditorio en su última actuación
-Nací entre dudas y por el balate
me olvidarán, incómodo accidente:
no tengo prisa por pedir perdón.