Esto es lo que me ha pasado:

Me siento a descansar y pasar una relajada tarde de domingo. Voy a disfrutar con el hecho de sacar un libro de la columna de lecturas pendientes. Abro “Volar a Casa” de Daniel Monedero y me sumerjo al relato que abre la recopilación de cinco: “Ornitología Ilustrada” y descubro atónito que Daniel Monedero lo ha conseguido. Ha escrito el relato que me hubiera gustado escribir a mí. Es más, me ha robado un relato que yo aún no había imaginado. Este relato en el que una chica busca escribir el cuento perfecto me parece una maravilla, una forma de usar las imágenes de la poesía en una comedia de Nick Hornby o valerse la metanarración al más puro estilo de Amy Hempel para mentirnos como lo haría Mario Benedetti.

«Ornitología Ilustrada» se ha convertido,  apenas unos segundos después de su punto final en uno de mis relatos favoritos. Así que cierro el libro, me pongo en pie delante, enfadado y aplaudiendo al mismo tiempo.

A Daniel lo conocí en 2008 en el Taller de Relato de Eloy Tizón en Hotel Kafka. Recuerdo que era guionista de «Siete Vidas» y escritor de libros infantiles y que presentaba unos ejercicios muy visuales. Un día en clase, Daniel puso como ejemplo de narración «The Wire», hablando de la escena del «fuck»- Cuando llegué a casa empecé a descargarme «The Wire» y puedo decir que por culpa de Daniel ya no he sido capaz de volver a ver un relato policíaco (ni casi cualquier tipo de relato) de la misma forma.

Volví a encontrarme con Daniel Monedero cuando publicó su primer libro de relatos: «Manual de Jardinería (para gente sin jardín)» y lo presentó en Barcelona en la Librería Calders. En aquel momento me encantó saber que muchos de los relatos que componían su “Manual de Jardinería” habían nacido de la semilla que plantó en el taller.

Pero dejadme que vuelva a “Volar a Casa” (Páginas de Espuma, 2020). Un libro de tan solo cinco relatos que giran en torno a la escritura. Cuantos que hablan de personajes que buscan escribir el relato perfecto, que portan el don de la escritura, que se enfrentan al bloqueo y al extrañamiento. Hasta ahí puede que no parezca nada especial, pero Daniel Monedero tiene el acierto de aderezar sus cuentos con el absurdo, la fantasía, lo asombroso y de una forma que resulte totalmente verosímil y visual. Tal y como ocurre en el relato surrealista “Llueven Kafkas”, toda una écfrasis narrada de Magritte.

Creo que Daniel afianza en este libro todo un conjunto de relatos alrededor del tema que planteó en el mejor cuento de su primer libro, en el que un adolescente negro de cien kilos de Queens descubre que es la reencarnación de la poeta polaca Wisława Szymborska. En “Volar a Casa” domina el tema, tiene claro el leit motiv en torno al cual quiere que giren sus relatos sin perder la frescura y la diversión de su prime rlibro.

Sin duda este es un libro para que todos aquellos a quienes nos gusta escribir, narrar, sintamos que volamos a casa.


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