Nací y vivo en Buenos Aires, en el barrio de Flores.

Estudié Comunicación Social y el Profesorado en la Universidad de Buenos Aires. Dramaturgia en talleres de Ariel Farace y Mauricio Kartun. Música en institutos privados y con el maestro Roberto Calvo. Hoy soy parte del grupo de música  Novos Tempos Samba (cavaquinho y voz).

La palabra escrita, desde chico y como torrente de herencia familiar (poetas, escritores, docentes, predicadores) la entiendo como herramienta de comunicación y de construcción colectiva. Así participé en distintos medios escribiendo crítica teatral, literaria, obras de teatro para compañías independientes, autor también de la biografía de Leopoldo Lugones para la colección dirigida por el historiador Felix Luna editada por Editorial Planeta.

Hoy escribo poesía, o encuentro en esta forma la mejor manera, quizás necesaria sólo para mí, de dar mi voz al mundo, de indagar en, y compartir, la belleza de la percepción de todo aquello que, aparentemente, existe. Una necesidad íntima, un arduo trabajo interno, y una alegría en el debate de ideas, palabras, formas, de decir el mundo.

Publico en Instagram como @estebansabanes

ahora

el instante vulgar que nace en su ocaso
este presente fugaz, escaso,
se detiene ahora
se expande
pronuncia ahora en el aire
su vuelo
su pozo

la esperanza en un aroma
el yanoser del olvido

ahora lo que nunca ocurrió
lo que podría haber sido
lo que fue o será /
todo
acá
en el aire
ahora
mutar

“tupi or not tupi” (Oswald de Andrade, Manifiesto Antropofágico. 1928)

devorar la costumbre, el hábito,
deglutir, para ser, las creencias,
lo normado, lo nombrado, el yo,
tocar células, miradas, mundo

¿qué candor persiste?
¿en qué rincón de piel, en qué parte del aire que exhalo?
¿qué hay de contínuo en este yo más que un relato,
una significación provisoria de temores y amores?
¿qué, acá, ahora en mí, de lo que fui seré?

palabras escarbo en lo oscuro:
creación, hambre de todo color,
refugio, nostalgia de toda hora,
esperanza que conduce esta manía de buscar diciendo:
¿un río que dice algo de mi, dentro, fuera, ayer?
¿una certeza arañada al mañana
brotará de éstas manos que derraman sol y llovizna?
antes

y ahora ves
que no hay una verdad en lo oscuro
ni puedo escribir la luz que te salve

sólo hay éste cuerpo
lo sostengo en el vacío.
canta ecos de lo que fui
antes de toda herida
manzanas

entre las casas bajas, la periferia,
tanto tiempo pasó y tomábamos
vino por primera vez

una estepa vacía un desierto en el viento
una mañana un dibujo en la piedra,
alguien parecido a mi
erguido en langosta sobre la planicie

el 24 de mayo de 1988, la tarde,
qué hermoso sol cuando llegaste
con el verano todavía alrededor
como ardor como pájaros
en tu vestido verde
pero no era 24 digo ahora, no era,
ni era de tarde ni era mayo

un kilo de manzanas compré
el día de año nuevo
qué hermosas tan rojas
dijiste
eran el fulgor en la mañana gris
¿manzanas?
año nuevo no puede ser,
siempre viajabas vos para las fiestas

¿ella nunca estaba para las fiestas?
¿hubo manzanas y mañana gris
y fiesta de año nuevo con ausencias?
pero qué bien se ve el rojo
en el gris del poema

se disuelven los días
y el asombro es el fuego vital
come, devora, para cantar

que no se termine, digo,
el asombro, el fuego, cada noche,
y la manía de contar lo que devora
y ese devorar caótico que disuelve
la garganta que traga tiempo
y que hilvana un sentido
en la pronunciación de vivencias
¿vivencias?

un relato razonable entonces
que esa garganta que traga instantes y grita,
grito imprescindible y erróneo,
una canción apoyada apenas en lo que fue,
que ya nadie recuerda si manzanas o no,
si 24, si fin de año con ausencias,
si tomamos vino
y las casas bajas y la periferia,
si la estepa vacía y un dibujo en el viento,

soy ese relato ya
ahora todos recuerdan las manzanas
el vestido
somos el poema

entonces la garganta que cante
anacrónica y errada
como es siempre la memoria,
pero que encienda la luz bellísima del ayer
y la pronuncie sobre el camino

pero sí, qué maravilla el vestido verde
los pájaros y el verano
alrededor de tu piel todavía,
qué hermosa fiesta de año nuevo,
las manzanas tan rojas, tus labios,
el primer mordisco
nada

había nada en la tarde
solo una sensación del pasado
desvaneciendo
algo, como un recuerdo frágil
el relato de un olvido

ahora hay estas palabras
hunden sus manos en el tiempo
vuelven de ayer con huellas de luz

un beso, aunque sea de adiós
algo tibio que late
para arrojarle a las sombras

En el Club Poético de Irredimibles se dan cita poetas inéditos, poetas publicados, poetas amateur, poetas noveles, poetas profesionales, rapsodas y quienes se acerquen al mundo de la lírica en cualquier formato de la mano de Victoriano Campo y Laura Márquez.

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