Escribí este homenaje a Lola Flores y a su hijo, Antonio Flores, tras el fallecimiento de ambos en apenas dos semanas, 1995, por el aniversario del nacimiento de la Faraona.

A LOLA Y ANTONIO FLORES

Un corazón grande
con mantilla blanca
del cielo bajaba
rabiando de amor
ángeles gitanos
le abrían el paso
y le condujeron 
a una habitación
donde la tristeza,
soledad y angustia
eran las espinas
de su corazón.

Allí dentro
llorando lágrimas de madre
la Lola a su Antonio 
contemplaba
queriendo mostrar el coraje.
Fue tu aliento de comprensión
estando al pie del cañón
la grandeza de tu arte.
A mí el genio en tu tesón
mi camino enderezó
con la furia en que luchaste.
Y el fantasma de mis venas
a tu duende se rindió.
Sin ti no puedo estar yo
aunque me queda una flor
que yo adoro y es tu nieta.


¡Ay, mi Lola guapa!
tan cerca te siento
eres tú mi vida
y por mi vida… muero. 

Karim Ali

Desde hace varios años, encontré en el universo del relato corto, un camino donde explayar mis inquietudes: críticas sociales, políticas, lírica, sarcasmo, humor. Risas y llantos. Poco a poco voy pillando el hábito de construir una historia sólida que mantenga el interés del lector desde la primera hasta la última sílaba. 

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