Nací en la provincia de Buenos Aires, Argentina, en el año 1988.
Viví siempre en Alejandro Korn y durante la adolescencia también unos años en el campo, en una estación abandonada cerca de Trenque Lauquen. Siempre me digo que el enfrentarme a esa inmensidad verde me obligó a enfrentarme a mí misma y la mejor herramienta que encontré fue la palabra. Así la poesía fue saliendo naturalmente, hay una musicalidad que brota de la que no puedo despojarme. Y una voz , una voz interior, vocera de una multitud que se mueve adentro como lava.
Multitud endógena, es un poemario en el que conviven diversos relatos y voces, pero que comparten una boca, una sola boca que hasta hoy los alimentó.
¿Será posible desenredar la trama de los relatos que nos construyen? ¿Será posible convivir con todos sin morir por asfixia en el intento?
Eso es; un intento por darle voz a todos los relatos constituyentes de la identidad.
Al fin y al cabo, que sería de mí sin ellos?
Que sería de mí sin este proyecto que encaré en contra de todos los pronósticos? Que sería de mí sin la poesía?

***
tal vez la noche es este paréntesis que tomó la casa
un manto que cubrió el día
y los ecos de mis palabras
hechas nudo
hechas vasijas
hechas pies
sedientas de afuera
hambrientas de nombre
en busca de la historia
que se escribe
por fuera del problema
***
lo único que puede ser tocado: eso es mi cuerpo
el resto
el resto
lo que queda después
ese surco profundo que divide las aguas
y el mundo sumergido ahí
en un rincón del silencio
aullando
como una alarma inaudible
un estrepitoso tobogán de esmeros
por arrancar la palabra
abecedario hambriento
de nombre
de beso
y el resto
el resto
todo lo que no puede ser tocado
en el pliegue del cielo ruge
como bestia
***
era negro el traje del santo de todos los santos
sentado a la cabecera de la mesa
gruñía cada vez que probaba bocado
se reía cuando terminaba de tragar
era negra la noche cerrada hasta el último botón del cuello
al costado del santo de todos los santos
con ojo de vaca muerta
te mecía
eran negros también tus ojos mirándome
desde donde termina la curvatura del cansancio y
comienza el calor de unos brazos infinitos
mientras tanto
era negra la noche
la noche era negra
cerrada a cualquier haz de luna
que osara perforar el techo
***
corriste desnuda
con el corazón en las manos
por la vía del tren
hasta tropezar con la piedra
la policía
la madre
tu pena
pena de verte
en llamas otra vez
sobre esa cama blanda
verdad ignífuga
que los otros
tienen por realidad
que todos ardan
al tocarte los pensamientos
que los prenda fuego tu amor

En el Club Poético de Irredimibles se dan cita poetas inéditos, poetas publicados, poetas amateur, poetas noveles, poetas profesionales, rapsodas y quienes se acerquen al mundo de la lírica en cualquier formato de la mano de Victoriano Campo y Laura Márquez.