Por Marisol Moreno
Hoy quiero hablar de los ensayos selectos y favoritos de J.M. Coetzee recopilados en dos volúmenes y que se publicaron en español en 2016 por la editorial Random House.
Lo primero que llama la atención es la belleza de la portada de los dos volúmenes. La ilustración es de Javier Jaén que conforma una sola estampa, de estética florida, que bien puede recordarnos a Sudáfrica, tan presente en estos ensayos, y al hecho de contar historias susurradas al oído. Y es que John Maxwell Coetzee nació en 1940 en Ciudad del Cabo, y aunque ahora viva en Adelaida, con nacionalidad australiana desde 2006, Sudáfrica ha sido una obsesión en su escritura y se considera un exiliado.
Las manos de los maestros no sólo trata la literatura creada por otros grandes escritores (y escritoras) casi todos premios Nobel, como son T.S. Elliot, Nadine Gordimer, Doris Lessing, Walt Whitman, William Faulkner, Arthur Miller, Philip Roth, Patrick White, Les Murray y Gerald Murnane, en el primer volumen. Y Erasmo de Rotterdam, J.W. Goethe, Friedrick Hölderlin, Joseph Roth, Robert Musil, Italo Svevo, Sándor Márai, Irène Némirovsky, Samuel Becket, Juan Ramón Jiménez, Zbigniew Hermbert y Gabriel García Márquez en el segundo volumen; sino que habla sobre todo de opresión y de desigualdad a lo largo de la historia de la humanidad.
Habla de la sociedad del apartheid y el postapartheid en Sudáfrica. Habla de colonización, de racismo, de odio, de venganza, de miseria, de injusticia y de violencia.
Cada ensayo abre camino para mencionar a otros muchos autores. Por ejemplo, en el ensayo dedicado a Doris Lessing, dice: “Ninguna de las tres mejores escritoras que han salido de Sudáfrica –Olive Schreiner, Nadine Gordimer y Lessing terminó sus estudios de enseñanza secundaria. Las tres fueron en gran medida autodidactas, y todas ellas llegaron a ser intelectuales de gran talla.” Y cree que la causa se debe “a la ferocidad con que adolescentes aislados en los márgenes del imperio anhelaban una vida de la que se sentían que se les había privado: la vida de la mente.”
Mientras leo este ensayo, me acuerdo de la película, Las Sufragistas (2015) y del libro que leen continuamente estas mujeres, Dreams (1890), de Olive Schreiner (antes mencionada). Sin embargo, Coetzee habla de El cuaderno dorado de Doris Lessing y dice así: “A partir de la publicación de El cuaderno dorado, en 1962, Lessing mantuvo una relación incómoda con el movimiento feminista, que reivindicaba ese libro como el documento fundacional, y una relación claramente hostil con los círculos académicos, que atribuían a su libro la condición de prototipo de la novela posmoderna.” Claro que se trata de olas del feminismo distintas.
De otras desigualdades que trata, además de las de entre hombres y mujeres, es la de las especies, la de los animales y los humanos. En el ensayo que dedica a Juan Ramón Jiménez, Platero y yo, que se puede leer aquí, en el tercer párrafo habla de la crueldad y la violencia con la que son tratados los animales:
“ En la novela de Dostoievsky ‘Crimen y castigo’ hay una terrible escena en la que un campesino borracho golpea a una yegua exhausta hasta matarla. Primero la golpea con una barra de hierro, luego la golpea atizándole sobre los ojos con un palo, como si lo que ha de suprimirse fuera, sobre todo, la imagen de sí mismo en los ojos de la yegua. En Platero y yo leemos sobre una yegua vieja y ciega a la que sus propietarios ahuyentaron pero que insiste en volver, enojándolos hasta el punto de que la matan a palos y a pedradas. Platero y su amo (esta es la palabra que nuestra lengua nos proporciona –no es, desde luego, la palabra que Juan Ramón Jiménez emplea) encuentran a la yegua yaciendo muerta al borde del camino; sus ojos privados de la vista parecen ver por fin.
Cuando mueras, el amo de Platero promete a su burrito, no te abandonaré al borde del camino sino que te enterraré al pie del gran pino que amabas.”
Hay otro ensayo titulado: Irène Némirovsky, escritora judía. Si quieres oír sobre su vida, puedes hacerlo aquí.
“La reputación de Irène Némirovsky, tanto en su Francia adoptiva como en el mundo en general, se debe a su Suite francesa, una novela en varios volúmenes inacabada que no se publicó hasta 2004, unos setenta años después de la muerte de la autora.
En vida, era más conocida por su novela David Golder (1929). Promocionada con astucia por su editor y adaptada enseguida a los escenarios y a la pantalla, David Golder fue un éxito comercial desmedido.
No volvió a triunfar a esa escala durante el resto de su breve carrera (murió a los treinta y nueve años, vícitma de la Solución Final). […] La ninguneaban hasta las críticas feministas.”
Leerse estos dos volúmenes de ensayos despierta las ganas de luchar contra las injusticias y al mismo tiempo, te anima a leer y a investigar sobre todas las obras que aparecen en ellos.
Un poco más sobre J.M. Coetzee:
Hay una biografía de Coetzee, aquí, que aunque no sea ni la mejor ni sea la más precisa, a mí me gusta especialemte por esta parte “Sin embargo, tuvieron que pasar bastantes años, y el curso de la carrera de Literatura y Matemáticas, para que comenzara a dedicarse de lleno a la escritura. Trabajó también como informático en IBM, hasta que abandonó el trabajo, porque le resultaba muy poco estimulante.” Con esto, no quiero fomentar las ganas de abandonar trabajos tecnológicos, pero como en Irredimibles, somos varios los que tenemos este perfil, creo que saber esto de J.M. Coetzee, premio Nobel de Literatura (2003), nos estimula aún más a escribir.
Marisol Moreno Beteta
Jugadora de ping pong entre las ciencias y las letras. Ingeniera Técnica en Informática de Gestión (UCM) y licenciada en Estudios de Asia Oriental, con la especialidad en China (UAM). Fuentetaja y Escuela de Escritores han sido también lugares donde he habitado y he aprendido mucho. Irredimibles es un refugio en el que me gusta estar, crear, creer, crecer, compartir, sentir, vivir.