Cristina Ruberte París, poeta zaragozana, es Máster en Humanidades, Arte y Literatura Contemporáneas por la Universitat Oberta de Catalunya. Graduada en Comunicación por la Universidad Internacional de La Rioja. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad del País Vasco y Diplomada en Magisterio por la Universidad de Zaragoza.
Tiene publicados sus relatos Reloj de Repetición, Comunícate, Diario roto de los cuarenta, Deshójame, Cuarentona y sola, los demás a su bola, El cachete lunar, Zaragótica: una historia de los 80, Rayuela del Silencio, Microantología del microrelato, Serendipity y El cementerio de Praga.
Los versos de sus poemarios Amapolas y Cacerolas, y Galletas en Soledad aparecen en numerosas antologías de escritores hispanoamericanos.
En solitario ha publicado los poemarios Crucigrama de Amapolas, Gato Negro, Un tejado cualquiera y En todas las ventanas te encuentro. Premios y menciones de honor en destacados concursos internacionales. Mención del Jurado en el Premio mundial Nosside, con el videopoema Memoria (Italia, 2011). Premio Internacional Víctor Pozanco (España 2015). Premio de Poesía Vélez-Málaga (España 2016). Premio Videopoesía La Luna e Il Drago (Italia, 2017).
Cristina ha tenido la gentileza de ceder a Irredimibles una selección de poemas contenidos en varios de sus poemarios:
Corazón de amapola Del poemario Crucigrama de Amapolas Tienes manos teñidas de amapola. Frías manos de tristes palabras pobladas donde los silencios verdes de hiedra perezosa se enredan por tus dedos largos. Estiras de la colcha y la colcha va y viene. Primero a tu lado luego al mío, y la colcha de azules es mar y el embozo: Caracola soprano que trae olas muertas a nuestros labios secos. Veo tus manos teñidas de amapola y a mi corazón licuado haciendo surf en la cresta de la ola.
Del Poemario En todas las ventanas te encuentro Afuera ganan o mueren el juego de la vida, las medallas y los silencios de sapo. Aquí —en el volcán sin nombre— tus manos de pan ajustan mi cintura y con un cesto de cerezas sobre las sábanas —desatados los sentidos en un imperio sin nombre— somos mercenarios sin tiempo.
Del Poemario En todas las ventanas te encuentro Ser como palabras desatadas en una jungla de saltamontes olvidados. Fosilizada plaga de mentiras. Palabras invertidas que son como princesas-hermanas de hielo y fuego. Como libros libres, con alas, que no vuelan.
Del Poemario Un tejado cualquiera Yo que no como gatos, ni tan siquiera ratones, cada tarde detengo mi fábula para compartir mi queso en un tejado cualquiera.
Del Poemario Un tejado cualquiera Un minuto de Silencio Sin tiempo o en el tiempo aplazado: Un minuto de silencio. Ahogado en el pecho, seco de lágrimas. Un silencio amargo que, con una piedra en la mano, viene a golpear tu tiempo. Un silencio enlutado, que siempre llega a destiempo. Descanse en paz, te susurran al oído, y el alma encogida escurre sus últimas lágrimas, en tu corbata negra.

Victoriano Campo
Escribo para mantener a salvo los rudimentos de la cordura y recordar la certeza de lo efímero. Pensando en cosas absolutas pese a la fugacidad de la existencia. Persigo la tranquilidad, la calma y el equilibrio. Sé que los interrogantes más elementales permanecerán sin respuesta. Viajo herido de muerte, celebrando la vida. Coordino el CLUB POÉTICO de Irredimibles.
Bellísimos poemas. El silencio ahogado en el pecho… Precioso🧡👏👏👏