Queríamos presentar a nuestro autor invitado de hoy, pero no hemos encontrado forma más bella de hacerlo que la que aparece en la biografía de su libro “Horizontes Verticales” con sus propias palabras:

“Rondaba el verano de 1987 cuando yo, Antonio José Ríos Espinosa, tuve a bien nacer en Málaga. El candor y el abrigo de mis padres, mis hermanos, mis abuelos, mis tíos y primos, mis amigos… Mi familia. Todos mis recuerdos de infancia y juventud, por suerte, acaban siempre allí: en ellos.

Estepona me vio partir hacia mi periplo universitario por la capital malacitana, y vestida de flores quiso recibirme al regresar, acompañado de un pedacito de Jaén con vistas a una aurora granadina: Alicia, siempre Alicia.

De profesión Economista, hoy tengo el honor de dirigir la empresa familiar y así, entre impuestos y contabilidades, y cuando las musas se dejan besar por las esquinas de las horas, mi alma inclina su cabeza a un lado, en busca de nuevos horizontes verticales donde la Poesía, con su voz de primavera, se acerca a mí, tímida y hermosa, ofreciéndome sus pétalos de luz.”

Antonio Ríos, que recientemente ha tenido la fortuna de descubrir la parternidad y de ser homenajeado en su pueblo natal de Estepona, donde se le ha incluído en la Ruta de la Poesía de Estepona.

El mosaico con el poema “Hoy”, que es el primer poema de estos horizontes verticales de los que Antonio Rios ha tenido la amabilidad de ceder uno para Irredimibles. Sin duda, a todos nos hacen falta horizontes y más, si son verticales como este La Metamorfosis:

LA METAMORFOSIS

Con permiso de las nubes

me dispongo

a infringir

la más esbelta de las leyes.

A milímetros de un suelo

que no piso,

las esquinas

laberínticas del viento,

levitante, doblo, y

se me antoja breve

la infinita inmensidad

del firmamento.

En mis alas,

arcoiris de cristal,

porto el beso de la brisa,

la carnosa

comisura de sus labios,

libertad

enjaulando el porvenir

con su armonía.

La crisálida eboraria

que cubría

cada pliegue de mi cuerpo,

cada atisbo

de mi alma,

hoy reposa en los abismos

de mis huellas

y estercola los cementos

donde brota,

amarillo, el alhelí,

floreciendo

su honorable ardid silente

en las ingles de las rocas,

tan valiente,

primavera

que marchita los inviernos.


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