Autor invitado: Pablo García Casado

En 1997, con la publicación de su primer poemario, Pablo García Casado se situó en la pole position de la poesía española. Las Afueras (DVD ediciones) le hizo candidato al Premio Nacional de Poesía y se convirtió en un referente poético para el movimiento que Eloy Sanchez Rosillo denominó Afterpop. Un libro que ha sido muy imitado pese a moverse en una frontera indeterminada entre la poesía y la prosa. Sin lugar a dudas, como sucedería con sus siguientes trabajos, este escritor cordobés, lograba conjuntar elementos urbanos, cotidianos, pop, con una realismo sucio y lo que es más complicado, verdades líricas.

Siguieron El mapa de América (DVD, 2001) y Dinero (DVD, 2007) que lo consagraron como poeta. Con este último, Pablo García Casado contradecía Robert Graves  (autor de  «La diosa blanca» quizás el mejor ensayo escrito sobre poesía), cuando dijo:  «No hay dinero en la poesía, pero tampoco hay poesía en el dinero.»

 El trabajo de un poeta conlleva diferentes acciones (no vamos a enumerarlas todas). Una de las más difíciles de lograr es esa en la que alguien (el poeta)  intenta representar en un texto  – de una forma necesariamente finita – una complejidad infinita, con el objetivo de que otro alguien (el lector de ese poema), mediante una lectura finita perciba una complejidad infinita que, probablemente, no es la misma complejidad que el poeta intentó transmitir. Este es un aspecto  que Pablo García Casado maneja a la perfección en una poética especialmente certera en destapar las complejidades y complicidades de las cosas, del tiempo, de la vida, que afecta a las clases populares.

La editorial Visor acaba de publicar el último poemario de Pablo García Casado «Cada uno es mucha gente», después de que se alzara con el XLVIII Premio Ciudad de Burgos.  Desde Irredimibles, queremos agradecer infinitamente al autor cordobés y a al editorial que nos permitan publicar uno de los poemas que compone el libro.

 

ECO

No pides mucho a la vida, solo que sea benévola con ella. Verla cómo crece, día a día, verla caminar sola hacia el colegio. Y después, su propio móvil, las llaves de casa. Sus primeros secretos, tú es que no lo entiendes, piercings, tatuajes. Las fiestas y la noche, mamá, sólo es un amigo, los fantasmas. Cuando la veas llegar derrotada y sola. Abrazarla y decirle yo estaré aquí, siempre a tu lado. Y que crees en ella, en esta mancha gris de ecografía. Que ahora tiembla entre tus manos.

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