Dos poemas de “Las provincias de Benet o vivir en un Chagall” de Elías Gorostiaga

Elías Gorostiaga, nacido en Valencia de don Juan (León) en un día tan señalado literariamente como el 23 de abril (en su caso de 1963), es un poetade origen vasco y con residencia desde hace treinta y cinco años en Barcelona. Ha recibido varios premios, entre los que desatacan el II Premio Internacional “Diario Jaén de Poesía” (2020. Cuerdas de plata) el V Premio Internacional de Poesía Juan Rejano-Puente Genil (2023) con la obra “Las provincias de Benet o vivir en un Chagall”. (Editorial Pre-Textos) y la XXII Edición Concurso de Poesía Villa de Pasaia (2023) con la obra “El alma de la roca”. (Editorial Bermingham)

Obras de Elias Gostiaga:

El castillo de aire. Clave Publitter. 1986.

Tierra de invierno. Playa de Ákaba. 2014.

Cuerdas de plata. Diario Jaén S.A. 2020.

Derbi. Ondina Ediciones. 2021.

Estériles. Edicions Malcriàs D’Agràcia. 2023.

Las provincias de Benet o vivir en un Chagall. Pre-Textos. 2023.

El alma de la roca. Bermingham. 2024.

Las Provincias de Benet o vivir en un Chagall

Elías Gorostiaga

Ed: Pre-textos, 2023

Tapa Blanda

Páginas: 112

Dos poemas de “Las provincias de Benet o vivir en un Chagall” de Elías Gorostiaga

15.	Donde se cuenta la llegada de los emigrantes ingleses




Con miedos viejos llegamos los ingleses.
Cruzamos las rutas cerradas con alambre,
viajamos para unirnos a la memoria de los otros;
los que viven en una parte, al otro lado.

Esperamos la noche
sentados bajo el bosque de cipreses,
en ese silencio ensordecido de mil años.
No lloramos, los ingleses no lloramos,
somos cada vez más altos y tercos.
No, no lloramos.

Perdimos ya la infancia y lo sabemos,
también sabemos que estaréis allí al llegar,
que nos haréis sentir con los dedos cerrados, vuestras manos,
el viejo odio oculto bajo el ruido:
el miedo, las voces.
Llegamos:
siéntenos, llegamos, ya llegamos.




16. Benet escucha un extraño relato sobre el éxodo de las inglesas


Caminamos despacio
evitando en la noche los encuentros
con los hombres armados de las granjas,
el temor a los mugidos,
la confusión de nombres y recuerdos.

Soy una mujer sin piel,
me arrastro despacio con los míos,
evito en la noche cada almunia. Las zarzas
arañan esa piel resquebrajada
que deseo cambiar por una nueva.

Nos cruzamos con inglesas, lloran solas
la triste oscuridad, la confusión de mugidos,
los caballos, los árboles repletos de manzanas.

De no haber existido
no habría cántaras de leche
llenas de silencio señalando el camino.
Marcar el enlace permanente.

Comentarios cerrados.