La poesía como huella dactilar

Punto de partida (Loto azul, 2025) es el primer poemario del escritor Eloi Yagüe, aunque en realidad son dos poemarios pertenecientes a dos etapas migratorias distintas distanciadas en un largo lapso de tiempo, lo que explica la presencia de dos voces líricas. Un cuaderno de bitácora que testimonia la migración entre Valencia y Venezuela, donde la búsqueda de una identidad se resuelve a través de la poesía como tierra para enraizar. El lector lo acompaña, verso a verso, como parte de una caravana nómada que atraviesa el desierto: metáfora del tránsito existencial de un poeta que, hasta ahora, había desarrollado en el ámbito narrativo, donde fue finalista del Premio Rómulo Gallegos.

            La primera parte es “Punto de partida”; “Ignota”, la segunda. En “Punto de partida” a través de treinta y cinco poemas breves, directos y sin título, el “yo” lírico se encuentra ante un viaje no buscado, obligado a emprenderlo sin saber qué aguarda, desconociendo qué esconde la otra orilla, con cierto temor salta al vacío. En este viaje transita por las ciudades de manera efímera y se inicia la disolución de su identidad (VI):

tránsito fugaz
de un hombre traslúcido
sin ningún recuerdo de sí mismo.

A medida que va desdibujándose al alejarse de su hogar. Sólo el olvido hace soportable el peso de la sombra. La memoria es un lastre (XIII):

¿Qué es lo primero
la memoria
o la distancia que la salva?

Parece que el mundo, que habitaba en él, se diluye. El intento por olvidar se convierte en una necesidad con el fin de poder arraigar, un enraizamiento que parece no llegar. Se impone el olvido y así se reinicia el movimiento, aunque es un retorno a una vida amputada. Entonces llega la clarividencia y la certeza del desarraigo, la adaptación a una nueva piel. La asunción del imposible regreso -o quizás ya innecesario-, le hace volver la mirada al pasado, a un espacio donde sólo ya habitan fantasmas. La aparente paz no es más que una trampa porque el poeta se siente ajeno a sí mismo, el extrañamiento se cierne sobre él: apenas en los papeles burocráticos sobrevive quien fue:

Antes tenía unos papeles
con números de mi estatura
el peso, el color
atribuido a las pupilas
una fecha ya imprecisa
todos pronunciaban mi vida
pero ahora esta sensación
el recuerdo intacto
de estar yo en ti.

Eloi Yagüe

Es el momento de la busca de una nueva identidad, unas nuevas huellas dactilares. Desde esta nueva mirada es posible enfrentar el aprendizaje y la comprensión, aunque nadie ya recuerde a aquellos que se fueron, así en el XXVII:

Nada permanece
primer aprendizaje del que marcha
portando incertidumbre
un deseo obsesivo
por la disolución consciente
en todas las estaciones
sin marcas
sin señas
aun después de lo inevitable.

            El lapso temporal indefinido abre un abismo entre los poemas de las dos partes, unidos por esa temática de desarraigo y exilio. “Ignota”, se compone de treinta y un poemas de una extensión mayor, todos titulados, donde el poeta retoma los ejes de la primera parte; si bien hay una indagación mayor en las emociones y una intención de trasladar su experiencia individual a una vivencia universal de cuantos emigran, de este modo en el poema “Ahíto” hay un sentimiento compartido de desposesión. La errancia se ha convertido en parte de la identidad, el cuerpo migrante es un territorio de marcas, fatigas… el viaje además de físico es existencial y simbólico: “Como si la distancia y la memoria / fueran caras de la misma moneda” dePostal de extrañado” o en el poema “Puertos”:

Cuando cruzamos el estrecho de Behring
no sabíamos quiénes éramos, menos ahora
cuando sólo el silencio importa.

            La reconstrucción de una nueva identidad sigue siendo la materia del poema, porque el paso del tiempo entrega al poeta el poso de las emociones y el extrañamiento inicial se ha transfigurado en un recuerdo que, si bien lo atraviesa, lo asume con cierto estoicismo y esperanza:

Yo aún no estaba hecho a la distancias
cada amanecer clavaba agujas en mis ojos
ahora soy otro, ahora olvido

                                        Ahora me olvidan

Y amor, también hay amor en este trayecto vital que aligera los pasos y el dolor de los años.

            El conflicto entre pertenencia y exclusión que plantea la migración, el extravío esencial, se contrapone a la conciencia de estar vivos, y con ella, a la posibilidad de continuar. Sólo la muerte podrá detenernos, porque es la única certeza. La poética de la pérdida que vertebra “Ignota” nos confronta con la incertidumbre que brota de la no pertenencia. En esta parte encontramos también varias referencias mitológicas a Penélope, la que espera al amado Ulises, y al suplicio de Sísifo, como si el regreso fuera ya imposible: “Así el extravío es eterno, como la congoja, / de llegar al destino deseado” de “Maltrecho”.

            La palabra poética invisibiliza las distancias. Sin duda, Eloi Yagüe en Punto de partida nos ofrece el recorrer junto a él ese viaje vital. A través de un estilo aparentemente sencillo, desprovisto de signos de puntuación donde arraigar una pausa inexistente. El estilo en “Punto de partida” es sobrio, contenido, casi aforístico. La voz poética aún transita el vértigo del desarraigo, y el lenguaje se repliega sobre sí mismo, con imágenes nítidas y directas que reflejan la disolución de la identidad. En cambio, en “Ignota”, el estilo se expande: los poemas se prolongan, las imágenes se densifican, tornándose más simbólicas y matizadas. El “yo” poético, ya transformado por el tiempo en un “nosotros”, puede mirar con cierta distancia y convertir el dolor en materia de reflexión. Si la primera parte se escribe desde dentro del extrañamiento, la segunda lo hace desde su asimilación, y    el lenguaje lo encarna con una madurez formal y emocional que dota al conjunto de una coherencia profunda y conmovedora. Este libro traza el viaje de una voz que, al principio, habla desde la pérdida, con un estilo desnudo, casi roto. Y con el paso del tiempo, esa misma voz se vuelve más densa, más consciente, y transforma el dolor en mirada. Si al principio el lenguaje era exilio, en la segunda parte se convierte en hogar. La poesía aquí no solo cuenta la migración, la habita, la piensa, la vuelve materia de belleza. Y en esa belleza, también nos incluye.

Patricia Crespo (Valencia). Ha publicado los poemarios Erosgrafías (2018), Cantos de la desesperanza (2020), y Manifiesto de incertidumbre (OléLibros, 2022). Ha publicado su poesía en diversas revistas nacionales e internacionales como Salmacis, Parnaso, Pluvia o Letras indelebles, así como sus poemas y relatos han sido recogidos en varias antologías y obras colectivas. Colaboró con el programa radiofónico “Mar de Muses” dedicado a la poesía. Es miembro de la Plataforma de Escritoras del Arco Mediterráneo y de la Academia Norteamericana de Literatura Moderna Internacional.

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