Tres poemas de “Intentar la casa” de Andrea López Montero

Andrea López Montero es natural de Madrid (gata de pura cepa), con bicefalia entre palabra y trazo. Obsesionada con la enfermedad y los tonos amarillos y el rojo de garanza al óleo, hace y se deshace rompiendo papeles que, de vez, en cuando tiende a coser o a llenar mulliditos de palabras y tinta, ocupando hasta la locura los márgenes del exceso.  

Ha llevado la dirección de La Croqueta, Revista de Aprovechamiento, donde además ilustraba y se protegía desde lo mínimo en los “Sin huesos”, textos pequeños con una febril tendencia al aforismo.  Forma parte del Consejo Editorial y de la Dirección Artística de la revista agua, poesía líquida.  

Andrea López Montero coordinó y prologó en 2023 la antología Herbarios de Amores Dulces, que reúne a 36 voces imprescindibles y publicó Los Sinhueso, aforismos sin güito con la editorial Cuadernos del Vigía tras ganar el X Premio Internacional de Aforismos José Bergamín. 

Los poemas que pueden leerse a continuación pertenecen a su primer poemario, Intentar la casa, publicado en 2020 con la editorial Piezas Azules.

Panorámica del cimiento I

Existe la tierra firme y luego esta otra que nos crece bajo los pies. Esta tierra movediza de la incógnita, toda creciendo a la vez que nos crece el llanto, que se hace rojo con la intensidad de toda la sangre, color rojo amapola encendido. Con la locura que tiñe el sueño que no deseo, rojo párpado apretado. Existe esta tierra otra, crecida sobre el cuerpo, tejiéndonos los músculos. De espera anunciada, de otoño que adelanta. Esta tierra única que vive eternamente y nace cada día. Esta humedad que sube las paredes y va ahuecando de amarillo hasta el espejo, que crece amarillo debajo de la piel y lo enferma todo. Las mañanas se vuelven de madera con la opacidad que encierra el desentendimiento.

No comprender el ritmo del latido y sin embargo el latido, indiferente. La pelea en la sombra del ánimo, las formas renovadas que nos suenan. Avanzar en círculos estáticos y luego este infinito tan escaso. Esta esterilidad sembrada que crece con la blancura azul de un químico. Este azul saturado, esta sangre equivocada que lo tiñe todo. Este blanco inmenso. Esta suciedad de blanco, este amarillo de nuevo.

Esta inmensidad creciendo en gris, crecimiento de ceniza.

Existe la tierra firme y luego esta otra que se está acabando.


Decir ombligo es decir madre

Decir ombligo es decir madre y dar asiento
es decir infancia
como tomar el recuerdo con la boca abierta
como cuando tragas agua
afuera, adentro.
Decir ombligo es tocar misterio,
tejer fotos de un álbum común donde ser cualquier recién nacido,

saberse ya suceso.

Tocar el suceder, tocar ombligo
es nunca volver a casa estando dentro.


Lenguaje

Naciste sin hogar y sin paredes,
naciste ciega, tuerta y tartamuda.
Vivir es un asunto necesario,
al menos si estás ya, si puedes mira.

Vivir vivimos todos, inconscientes,
el pan es pan y roja la memoria,
nacemos de las madres que nos lloran
en su intento fallido de salvarnos.

El tiempo, tiempo es y nos sucede,
nos cuenta lentamente nuestra hora,
vendrás mañana aquí o quizá nunca.

Te espera la metáfora, refugio,
la letra mece y besa si te acercas
te canta vientre-nana, su caricia.

La sierra huele a mar algunas noches.

Intentar la casa

Andrea López Montero

Ilustraciones: Andrea López Montero

Prólogo: Gonzalo Escarpa

98 páginas, 13×21, cubierta en cartulina verjurada con solapa de 10 cm.

ISBN: 978-84-947745-5-3

Edición limitada y numerada de 300 ejemplares

Ed: Piezas Azules, 2020

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