Hace bien poco leer un libro de relatos era algo poco habitual y si ese libro de relatos estaba escrito por una mujer y además hispanoamericana, la cosa era casi una rareza. Sin embargo (y por suerte), hoy es algo habitual y casi inevitable gracias a autoras como María Fernanda Ampuero, Mariana Enriquez, Lliliana Colanzi, Samanta Schweblin o Valeria Correa Fiz. Si estuviéramos en tiempos de cánones literarios hablaríamos de “generación” o de “círculo”, ahora hablamos de “boom”. En mi opinión, ni una cosa ni otra, son el síntoma de unas circunstancias literarias que han ido madurando hasta ponerlas en primera línea.

Valeria Correa Fiz a los ojos de Isabel Wagemann

Pero permitidme que hable de “Hubo un jardín”. El segundo libro de relatos de Valeria Correa Fiz.

Siete historias contadas por un personaje adulto que narra un episodio de su juventud que le cambió la vida y de los siete, solo el primero es un narrador masculino.

Lo más destacado del arco argumental que recorre los siete relatos es el vuelo en círculos que describe la autora (cual ave de presa) alrededor del secreto. Aquello que no que no se cuenta, aquello de lo que no se habla, el misterio, la elipsis (pongámonos retóricos), tomado todo como distintas caras del secreto. Como dice la autora: «todos somos el secreto de alguien: alguien nos ama en secreto o nos odia en secreto, o nos envidia en secreto.»

Todo ello tejido con la técnica de quien domina el arte de la narración, del relato, de quién dirige talleres de escritura y aplica con maestría la teoría de la narrativa a la ceración. Un lenguaje poético al servicio de la prosa del terror, estructuras propias del thriller psicológico y conflictos actuando de potentes motores. No se le puede poner más pero que el de estar perfectamente escritos.

La celestial

Es el primer relato, unos niños que atracan empresa cárnica, cuento clásico de la argentina” profunda que podría ser de la España profunda escrito por Cela o Delibes si tuvieran la edad de Kiko Amat.

Así en tu cuerpo como en el mío

El cuento más cortito del libro pero que necesita de varias lecturas para extraer todos los detalles de su maravillosa sutilidad. Una niña mira a una mujer en un balcón mientras un hombre sale a escondidas del portal. En la última frase está toda la elipsis del cuento. En mi opinión, es el mejor del libro.

Las comisiones

Un relato con un comienzo potente

«La noche me dura demasiado. No quiero cerrar los ojos. Tengo miedo de soñar»

Que recuerda a los versos del italiano Darío Ungaretti

«Apenas he cambiado, temo, fumo…

¿Cómo es posible aguantar tanta noche?…»

Y prosigue con un relato trepidante que podría haber rodado Hitchcock.

Hotel Edén:

En este cuento Valeria se da la mano con  Mariana Enriquez y Stephen King. Incluso he sentido miedo al pensar que pudieran ser la misma persona, no sé me he imaginado a Mariana y a Valeria en la versión “Zipi y Zape” de las niñas de El Resplandor escribiendo sus cuentos en el Hotel Overlook mientras ríen satisfechas de las hojas que van saliendo de la máquina de escribir.

Invernadero Eiffel:

El terror en la espera, al estilo latino de “El Castillo” de Kafka. Te hace creer que algo terrible va a  pasar pero no pasa nada más que la vida, y la muerte. Pero Valeria te mantiene en tension creando una atmósfera en la que sabes que algo terrible va a pasar, y lo hace recurriendo al secreto, al espionaje de la protagonista de los demás miembros de la casa. En este cuento está el conflicto más potente de todos los conflictos, el de esperar que algo terrible ocurra.

Un amor imaginario

El relato más gamberro del libro versa sobre el terror que puede producir el amor y la página en blanco, partiendo de un disparador tan original los culos: ¿Se puede pedir más?

Donde mueren las perras

El libro se cierra con el cuento más feminista, en el que mezcla los terrores caribeños con el asombro de las narraciones de Saramago.

En definitiva, siete historias tremendamente bien escritas. Es realmente fácil caer en sus garras y no leer cada una de ellas del tirón. Lo que no puedo asegurar que sea igual de sencillo es salir de ellas. Probad vosotros si os atrevéis.


4 comentario en “Reseña de “Hubo un Jardín” de Valeria Correa Fiz”

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